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Querido amigo igualitarista:

Hoy he estado discutiendo largo y tendido con un hombre que se considera “igualitarista” y no “feminista”, porque no puede incluirse en un grupo en el que hay tantas mujeres que “odian a los hombres y se creen superiores a ellos”.

Fue gracioso comprobar que, sin embargo, se considera miembro de otras muchas comunidades y movimientos sociales, como si allí no hubiese personas que no fuesen fieles a esa ideología. En todos y cada uno de los movimientos, grupos, comunidades, ideologías hay “disidentes” que se colocan la etiqueta sin cumplir con los principios como, por ejemplo, un judío nazi. Pero, ¿por qué hay tanta gente que rechaza el feminismo por los escasos partidarios/as que consideran a las mujeres superiores a los hombres?

El machismo lleva siglos de desarrollo en todo el planeta Tierra. Estamos acostumbrados a él, incluso las propias feministas. Por ello mismo, un comentario machista a la cara o en las redes no causa ninguna sensación. Lo ignoramos o, a veces, ni siquiera lo advertimos.

 Paradójicamente, cuando es una mujer la que ensalza a su género frente al contrario, esto se viraliza, se extiende como la peste negra en el medievo y todo el colectivo es insultado por hombres heridos en lo más hondo ante semejante ataque.

Como reacción a la extensa masa de “mujeres agresivas dispuestas a acabar con los hombres sobre la faz de la Tierra”, surgieron los igualitaristas, aquellos que parecen llevar tatuada la frase “Ni machismo ni feminismo: igualitarismo”. No puede llamarse igualitarismo al movimiento por dos simples razones. Ya hay una ideología denominada de esta forma que predica por la igualdad a nivel económico y político, sin meterse en temas como los roles de género. Y en segundo lugar, porque, recordemos, fueron las mujeres las que empezaron con las iniciativas de acabar con el patriarcado que no deja de sembrar la desigualdad en la sociedad. Solo por esas mujeres, las veteranas, el movimiento que busca la igualdad de género debe llamarse de esta forma; al igual que el marxismo surge a partir de la figura de Marx.

Por otro lado, los igualitaristas tienden a quejarse de que el feminismo acalla los problemas de los hombres. El feminismo no los acalla pero tampoco los prioriza. En una sociedad como la española en la que cada año se asesinan alrededor de 100 mujeres es normal que se intente visibilizar antes la violencia machista que la violencia hembrista que consiste en casos aislados en diferentes puntos de la Tierra.

Es evidente que el machismo también afecta negativamente a los hombres: los pinta como animales sedientos de sexo, como muñecos con los bíceps hinchados y como máquinas carentes de lágrimas. Todo aquello el feminismo lo sabe y lo desaprueba, pero las mujeres sufren la sexualización de su cuerpo a través de la publicidad, la desigualdad salarial, el lenguaje discriminatorio y ofensivo (solo hay que fijarse que “coñazo” es algo peyorativo mientras que una persona es muy valiente si “le echa huevos”, irónicamente la parte masculina más sensible), las violaciones y por no hablar de la esclavitud femenina, las ablaciones y la trata de mujeres. Evidentemente que hay que luchar con el rol impuesto por la sociedad a los hombres, pero antes hemos de dirigir la mirada a aquellos que más sufren.

Actualmente parecemos enzarzados en una guerra por el “Nosotros también” o “Yo no”. “Un hombre asesina a su esposa” – “¡A nosotros también nos matan mujeres!”; “Los hombres violan” – “Eh, yo no”. Esto no es una guerra. Esto es una lucha por las personas, porque todos lo somos, por la igualdad, la dignidad y, ante todo, la libertad. No se trata de una competición en la que alguien quede por encima del otro como sufridor supremo sino intentar eliminar una cultura desigualitaria que afecta a todos y todas.

Hombres, no queremos cortaros el miembro, no os aterroricéis, lo que debe aterrorizaros es que en algunas partes del mundo eliminar el clítoris de la mujer sea una práctica muy extendida. Hombres, no queremos dejaros en la pobreza, queremos que ese 37’4% de salario que perciben los hombres más que las mujeres por el simple hecho de serlo, se elimine. Hombres, no queremos ofenderos al decir que los hombres violan, queremos concienciaros, enseñaros la dura realidad que causa que alrededor de 1000 mujeres sean violadas en España cada año. Hombres, no queremos enemigos, buscamos aliados.

Recordad, todos y todas: Siempre, siempre, siempre del lado del oprimido/a.

Luiza Velizarova (MDM Navarra, estudiante de Periodismo)


ENTREVISTA CON SONIA SÁNCHEZ:
¿QUÉ DERECHO TIENE UNA PUTA?

 

“¿Qué haces tú desde el lugar de no-puta para que yo esté acá en este lugar de puta? ¿A qué le tienes miedo? Si alguna vez puedes responderte estas preguntas te vas a dar cuenta de que como no-puta también eres utilizada desde el miedo, desde la vergüenza”.

¿Dónde empieza la puta esquina?

“Los días siguientes en los que dije: ‘¡Basta!’, pasé por el proceso de tirar toda la ropa del estereotipo de puta. Había conseguido trabajo en una fábrica clasificando barquillas de helado, y cuando volvía a mi casa me entraba muchísima angustia porque no se va el dolor de un día para el otro. En esa angustia, en ese llorar, me preguntaba a mí misma: ‘¿Por qué me desperté?’. Por eso comprendo a las putas que todavía no pueden decir: ‘¡Basta!’, porque es tanto el dolor de todo lo que te han hecho que no lo soportas. Sólo fui prostituida durante seis años, pero para mí fue toda una eternidad. Todavía hoy estoy en un proceso de reconstruirme, y fíjate que tengo cincuenta años.

”Lo primero que tuve que hacer fue perder la vergüenza de mirarme, lo hacía debajo de la ducha, en largos baños, mirarme desnuda, aunque una puta vive desnuda. Así, el primer día, el segundo día, hasta que perdí la vergüenza de ver mi cuerpo, el cuerpo que nunca me perteneció. Luego fue empezar de a poquito a tocarme, yo misma a tocarme, porque en la prostitución no hay caricias, hay manoseo. Y después fue aprender a acariciar, a abrazar, porque ¿cómo iba a hacer algo que nunca tuve? Así que practiqué conmigo, me abrazaba también bajo la ducha. Te lloras la vida”.

La historia de Sonia Sánchez tiene de ese destino siniestro que García Márquez asignara a aquella muchacha de catorce años, 42 kilos y teticas de perra en la Increíble y triste historia de la cándidaEréndida y su abuela desalmada, una niña vendida una y otra vez a todos los hombres para poder pagar el sino de ser parida en un caserío pobre, ajena a su propio cuerpo. Sonia, igual que Eréndida, nació bajo “el viento de la desgracia”. Habitante de la miseria de un pueblito sin pan, en el que la mayoría de niñas y niños sólo iban a la escuela porque daban comida.

A los dieciséis años, Sonia salió del Chaco, una provincia de llanos y esteros, fecunda de algodón, de cuyos frutos era recolectora. La tierra de los indios Qom, más conocidos como Tobas, los de la canción de Luna y Ramírez, sin bagres ni miel, reducidos por la Historia a restos de una lengua enmarañada y triste. Heredera de ese pasado, Sonia, —y esta parte es tan cercana que acoquina— como muchas y muchos migrantes, fue a buscar trabajo y “progreso” a la capital. A los pocos meses en la gran ciudad, fue convertida en la puta de todas y de todos.

Cuenta que, en Argentina, 90% de las mujeres que caen en el tráfico sexual lo hacen porque estaban buscando un trabajo. Las violan de dieciséis o diecisiete años y hasta más chiquitas, porque cada vez las quieren más niñas.

¿Ése fue el inicio de las violaciones sistemáticas a las que fue sometida? Para Sonia no, porque ninguna persona empieza a ser prostituida en la calle o en un burdel, las violaciones empiezan mucho antes, con la violación de los derechos humanos más básicos: el derecho a la educación, a la alimentación, a la vivienda, a la salud; lo que genera un ciclo dantesco de hambre, tortura, tratos degradantes, esclavitud sexual. La pérdida absoluta de la dignidad. Así que “¿cómo nos construyen putas? Empecemos a mirar desde abajo. A la puta que vemos todos los días en las calles, por ejemplo, acá en la avenida Libertador, que son putas transexuales, ¿cuándo les violaron sus derechos?, ¿desde cuándo?, ¿desde hace un mes o desde dentro de la panza de su madre? Violaron sus derechos desde mucho antes de que estuvieran en esa puta esquina”, dice.

De chulos, prostituyentes y otras manos en el caldo

Una vez que esta cadena inicia no es fácil que se revierta, pues si bien el negocio de la prostitución sólo visibiliza a la puta, hace falta mucha gente para sostener sus groseras ganancias —la trata de personas deja una cifra aproximada anual de 17% del PIB en América Latina—, y si hay algo que caracteriza a la explotación sexual es la diversidad de sus participantes: nuestros maridos, hermanos, curas confesores, pastores evangélicos, jueces, políticos. Nuestro pana, el buen padre, el buen amigo, el buen vecino, el que vive en nuestras casas. El “consumo” de la prostitución la mantiene en pie. Y no, usted no es un “cliente”. “Es un varón prostituyente que va de putas porque no sabe hacer el amor, que va de putas no para comprar sexo ni un servicio, sino para practicar la violencia como sexo, ni siquiera a través del sexo, que va de putas a violentar a mujeres pobres, a vulnerarlas, para luego traducir esa misma violencia con su compañera, con sus hijas”.

En el engranaje participa el chulo, ése que asume la figura del marido de la puta, el “cuidador”, el que administra y pone orden, y si “no hay un varón chulo o una mujer chula, está el otro proxeneta: el Estado. Y éste, de igual manera, viola tus derechos económicos, sociales y culturales”.

Aunque están claramente identificados los responsables “directos” de la trata de personas con fines de explotación sexual: varón prostituyente / chulo / Estado proxeneta, Sonia exhorta a asumir que todas y todos somos cómplices, por tener a los varones prostituyentes en casa y no hacer nada, por decir: “Ésa se buscó la vida fácil, nada más abrir las piernas. Yo prefiero limpiar”.

“¿Perdón? Me enerva cuando me lo dicen. Yo contaba en un taller que viví casi cinco meses en una plaza, revolví la basura para comer, y terminé siendo una puta. Recuerdo que una señora me dijo: ‘Yo también viví en la calle y no terminé siendo puta. Fui, lavé baños y limpié’. Le contesté: ‘Qué bueno lo tuyo, que desde ese lugar de violencia que es no tener un techo, estar cagada de hambre, tener miedo y frío, pudiste elegir mejor. Ahora, ¿es más digno limpiar la mierda de los ricos? No’ ”.

Ser puta y ser cachifa son dos extremos de un mismo segmento: una condición de clases que lleva a dos mujeres pobres a sobrevivir bajo la misma ley de la desigualdad. “Por eso, cuando yo doy las charlas y los talleres invito a todas las mujeres a mirarnos en un mismo espejo, para poder desdibujar esa frontera que nos separa a las ‘buenas’ y a las ‘malas’, a la puta y a la no-puta. Mirarnos nosotras como mujeres, desde el mismo espejo, deja muy claro cómo a todas nos atraviesa la misma violencia.

”¿Qué haces tú desde el lugar de no-puta para que yo esté acá en este lugar de puta? ¿A qué le tienes miedo? Si alguna vez puedes responderte estas preguntas te vas a dar cuenta de que como no-puta también eres utilizada desde el miedo, desde la vergüenza, porque el mismo varón nos atraviesa a nosotras las mujeres. Mientras a ti te hace no-puta en tu barrio, a mí en el otro barrio me hace la puta. Hay una coacción económica, social, que nos atraviesa los dos mundos”.

Vienen por nosotras: agencias internacionales de “dd. hh.”

Para las posiciones más progres, el problema de la prostitución no es la prostitución per se, sino que no haya un trato directo puta-“cliente”, y en cambio persistan los negociadores, los agentes, los comisionistas, las abuelas desalmadas: los proxenetas, pues. Es ahí cuando nos venden experiencias prodigiosas sobre putas autónomas.

Uno de estos intentos emblemáticos está en Argentina, se trata de una asociación de trayectoria en la que sus integrantes no se consideran putas, sino trabajadoras sexuales autogestionadas. Pero, si la prostitución genera ingresos en el ámbito mundial de más de 7000 millones de dólares, es por lo menos sospechoso que se les “permita” tanta independencia a las mujeres que fueron, en muchos casos, secuestradas y violadas.

“Yo he estado en ese espacio. De hecho, me echó la Central de Trabajadores por decir que la prostitución no es un trabajo. Sostengo, en primer lugar, que no hay prostitución autónoma, puedes disfrazarla como quieras, pero autonomía en la prostitución no hay. Segundo, la prostitución no es un trabajo, es la violación de los derechos económicos, sociales y culturales. Tercero, ese discurso que repiten ahora estas mujeres no nació de las putas, o por lo menos no en el caso de Argentina.

”En el año 98 entró por primera vez a Argentina un proyecto del Banco Mundial de casi un millón de dólares para trabajar en VIH-Sida, ITS y malaria entre trabajadoras sexuales. Las mujeres que estábamos siendo prostituidas escuchamos por primera vez la identidad fálica de ‘trabajo sexual’. ¿Qué significa eso? Que es una identidad alquilada, impuesta. Como si las putas un día dijeron: ‘Está bien, esto es un trabajo’. No. Y una puta es una persona cosificada, es un objeto de uso y abuso con forma de mujer, es un cuerpo constituido y atravesado de violencia psicológica y emocional. Y, por lo tanto, es una persona destruida totalmente, a la que el Banco Mundial viene y le dice: ‘Mira, compañera, esto es un trabajo, con esto le vas a dar de comer a tus hijos, debes estar orgullosa de ser trabajadora porque no le estás haciendo daño a nadie’.

“Te dicen: ‘Tienes derechos’. Perfecto. Hablemos de los derechos de una puta. A ver, ¿qué derecho tiene una puta? Derecho a la jubilación. Bueno, ¿cuál es el criterio para definir el momento de jubilación de una puta?, ¿será por la cantidad de penetraciones anales, vaginales y bucales?, ¿será por años de puta?, ¿cómo será? Porque, por ejemplo, en Argentina te jubilas, como mujer, a los sesenta años, más veinticinco años de trabajo y aportes. Ahora, cuando eres puta ¿cómo va a ser? ¿Por vieja y puta más los aportes de los años de penetraciones? Porque no estamos hablando de una construcción intelectual, estamos diciendo: vagina, boca y ano. Eso es una puta.

“Está muy bien pensado cómo las agencias internacionales quieren que nosotras las mujeres, en especial las mujeres pobres, vivamos y lleguemos a morir como putas sindicalizadas”.

¿Por qué? Hoy en América Latina y El Caribe entra mucha plata a través de proyectos de agencias que supuestamente defienden los derechos humanos de las putas —a fines del año 2012 entraron 12 millones de dólares—. Así que se generan dos identidades para estos proyectos: trabajadoras sexuales y víctimas. Por una parte, se mantiene el apoyo a las “trabajadoras sexuales” para que no desaparezca la trata, y se siga produciendo un inmenso lucro; y por el otro, “apoyan” a las víctimas, pero por medio de planes precarios, subsidios exiguos y con procesos psicológicos que las mantienen bajo la identidad de víctimas, pero nunca bajo la de sujetas activas de derechos.

“Si se sindicaliza la prostitución como trabajo, sacas del delito a dos figuras que son ejes centrales: al proxeneta, y lo pones como marido de la puta; y al traficante de personas, y lo pones como “representante” de la puta. Imagínate que tú me secuestras y me rescata el Estado o una ONG, se abre una investigación, te agarran y yo supero mi miedo, y digo que fuiste tú quien me traficó. Pero me traficaste con un carnet que dice que yo soy trabajadora sexual, en ese caso tú no vas a ir presa, porque no vas a ser traficante, sino mi representante. Así que “legalmente” parece que me estás buscando un sitio para trabajar o para vivir.

”¿Te das cuenta? El objetivo es sindicalizar la explotación sexual en todos nuestros países. Yo le explico eso a la gente cuando doy las charlas, porque hoy las putas son las hijas de las otras y de los otros, pero vienen por nuestras hijas, vienen por nuestras hermanas. Porque ¿de qué se sostiene un sindicato de putas? De más putas”.

Desde ahí trabaja Sonia, desde la denuncia, desde el lenguaje que incomoda para subvertir, hasta que comprendamos la dimensión de la explotación sexual. En la venta y tráfico de drogas hay un contrato social que nos exige estar de acuerdo con que las drogas dañan. No es así con el negocio de la prostitución, en el que la más de las veces se ve a un cliente con una necesidad que se satisface por medio del “oficio más antiguo”.

Decir “¡Basta!”

Pero la verdad es que sí hay daño, uno profundo, que en el caso de Sonia le ha tomado casi treinta años superar para hacerse vocera, educadora y militante contra el tráfico de personas. Para reconstruirse en una fase larga que llama “apropiarse de su cuerpo”.

“Ahí empecé a conocer mi cuerpo, a saber cuál es la parte que más me gusta, a aceptarme como soy, a quererme como soy. Lo que hasta hoy llevo es el ‘desear’, no es fácil desear, en la prostitución lo primero que se adormece es el deseo. Desear sin miedo, desear amar, ser amada, deseos propios. Es maravilloso, cuando descubrí eso y empecé a trabajarlo supe que poder desear es estar viva.

”Ese proceso es muy largo y por eso comprendo a las mujeres que todavía están siendo prostituidas y que no pueden decir: ‘¡Basta!’. Esa reconstrucción te lleva años.

”Me tuve que construir otra Sonia que es la que estás viendo hoy. No podía ser la Sonia de los dieciséis años, porque en ese momento me estaba construyendo. La Sonia cosechadora de algodón, la que comía cada tres días, la que estudió en una escuela que era un galpón en el que se cagaba de frío. No, no quise seguir construyendo esa Sonia, porque fue la Sonia a la que le enseñaron a ser obediente. La Sonia del miedo, la que fue la puta, esa quedó atrás también. Por eso es fuerte y dolorosa esta construcción, porque te estás pariendo a ti misma. Yo lo tuve que hacer, parir a una Sonia que no sé quién es. Por ejemplo, cuando voy a una presentación de libro o a dar un taller me preguntan: ‘Sonia, ¿cómo te presentamos?’, y les digo: ‘Yo no sé, si quieres preséntame como Sonia Sánchez porque sé que ése es mi nombre’. Cuando termine de hablar cada persona se llevará una identidad mía, distinta, pero yo no me haré cargo de ninguna de esas identidades. Porque desde que dije: ‘¡Basta!’ entré en un choque emocional profundo, cuando boté toda aquella ropa y me miré al espejo, ahí me pregunté, y hasta ahora me pregunto esto que puede ser tan estúpido para todas las personas: ‘¿Quién soy?’ Todavía me lo sigo preguntando. Lo único que sé es que ninguna mujer nació para puta. Así de clarito”.

Texto: Katherine Castrillo.

Foto de portada: Milángela Galea.

Video: Adriana Duarte.

AMÉRICA LATINA: AVANCES Y OBSTÁCULOS EN LAS LUCHAS DE LAS MUJERES

Mari Cruz Tornay, Revista Pueblos (8/03/16)

La llegada de gobiernos progresistas en América Latina en la última década ha permitido reducir la brecha y la desigualdad social que existía en estos países como consecuencia de la implementación de los programas de ajuste estructural. La eliminación del analfabetismo, la reducción de la pobreza y el acceso a la educación y a la salud, son algunos de los logros que han permitido la mejora de las condiciones de vida de las mujeres que, en países como Venezuela y Bolivia, cuentan con una gran participación en apoyo los procesos transformadores. Sin embargo, aunque las políticas sociales han tenido un impacto positivo en la lucha por la igualdad, los gobiernos progresistas de la región -a excepción de Uruguay- siguen oponiéndose al reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos.

“La revolución socialista debe ser feminista”. La consigna que habitualmente acompaña a los movimientos feministas, fue pronunciada por el presidente Hugo Chávez durante la mayor parte de su mandato. Consciente del papel protagónico de la mujer en la Revolución Bolivariana, el mandatario venezolano tuvo en las mujeres de las clases populares a las principales aliadas de este proceso de transformación social. La participación del 70 por ciento en las organizaciones de base ha permitido que las voces de las mujeres se escuchen desde los Consejos Comunales, asambleas que articulan a las organizaciones, movimientos y ciudadanía de las comunidades, hasta los máximos órganos de decisión, con representantes elegidos en candidaturas en las que ningún género cuenta con una participación mayor del 60 ni menor del 40 por ciento.

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La reducción de las brechas sociales y de los índices de pobreza tuvo un importante impacto para las mujeres venezolanas, especialmente, para las madres sin pareja que, según el último censo poblacional, son la mayor parte de las mujeres con hijos e hijas en Venezuela[1]. Mujeres cuidadoras con personas dependientes a su cargo y sin ingresos económicos constituyen el perfil de familias en riesgo de exclusión social. Para paliar esta situación, la Misión Madres del Barrio Josefa Joaquina Sánchez, creada en el marco de las Misiones Socialistas, ofrece una ayuda mensual para equilibrar los ingresos de las familias y, además, capacita a las mujeres para que se integren en el tejido productivo en asociación con otras beneficiarias del programa.

La buena relación que existió entre el presidente Hugo Chávez y el movimiento de mujeres permitió que desde el Gobierno se asumieran muchos puntos de la agenda feminista, como las creaciones del Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, y del Banco de la Mujer; el reconocimiento constitucional del trabajo del hogar como actividad económica creadora de valor agregado, riqueza y bienestar social; o la aprobación de las leyes sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y de Promoción y Protección de la Lactancia Materna.

Daniella Inojosa forma parte de la Red Araña, la red de colectivos feministas socialistas en Venezuela, y recuerda el acercamiento del presidente Chávez, un militar que había crecido en una zona campesina, a los principios feministas: “Ideológicamente, siempre andaba en una búsqueda constante de la justicia y la libertad. Así fue que Chávez entendió qué era ser feminista, fue aprendiendo y nosotras lo fuimos enseñando, acompañando y revolucionando. Así, terminó siendo uno más de nuestros militantes”.

Bien distinto al trato afectuoso que recuerdan en el movimiento venezolano respecto al presidente Chávez, ha sido la relación entre las organizaciones feministas, y el presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa. Aunque, en un principio, el movimiento formó parte de las alianzas que apoyaron la candidatura de Alianza País, la posición conservadora del primer mandatario respecto a temas fundamentales para la emancipación de las mujeres ha provocado diferentes enfrentamientos durante su última legislatura. El más sonado de ellos tuvo lugar en medio de la discusión del Código Orgánico Integral Penal (COIP), cuando el presidente amenazó con abandonar su cargo en caso de que se llevara a la Asamblea Nacional el debate sobre la despenalización del aborto que, en la legislación ecuatoriana, solo se autoriza cuando la vida de la madre está en riesgo y cuando el embarazo es producto de una violación, pero únicamente para los casos en los que la víctima presenta una discapacidad mental.

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La sustitución de la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENIPLA) por el denominado Plan Familia provocó la indignación del movimiento feminista que acusa al presidente Correa de trasladar su moral católica a las políticas públicas. El informe sombra al Comité de la CEDAW presentado desde Ecuador identifica directamente un “retroceso” en la situación de los derechos de las mujeres, específicamente, “en cuanto a violencia, derechos sexuales y derechos reproductivos, maternidad gratuita, personas privadas de libertad, entre las más importantes”[2].

Desde el lado del oficialismo se defienden los avances realizados por la Revolución Ciudadana para la construcción de la igualdad de género, como la participación de un 40 por ciento de mujeres en la Asamblea Nacional; el reconocimiento de la afiliación a la Seguridad Social para las trabajadoras del hogar, y la tipificación del delito de feminicidio en el Código Orgánico Integral Penal (COIP), una medida esperada en un país en el que seis de cada diez mujeres declara haber vivido algún tipo de violencia de género[3].

La violencia convertida en pandemia

La violencia machista en sus múltiples formas es una de las principales lacras que sufren las mujeres en América Latina. El informe “Patrones de Violencia Contra las Mujeres en América Latina y el Caribe”[4] revela que casi un tercio de las mujeres del continente han sufrido violencia en el interior de sus hogares, mientras que dos tercios de ella han sido victimizadas fuera del domicilio. Además, entre el 17 y el 15% de las mujeres de entre 15 y 49 años de edad, en doce países de la región, ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja en alguna ocasión. Respecto a los crímenes de feminicidio, más de la mitad de los 25 países con tasas altas y muy altas de estos homicidios se sitúan en América Latina y el Caribe. En países como El Salvador, Honduras y Guatemala, los asesinatos de mujeres alcanzan unas tasas que permiten hablar de una pandemia caracterizada, además, por la impunidad de los victimarios.

Pero el informe presentado por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres no sólo contempla los casos de violencia ocurridos a manos de parejas o ex parejas. La desigualdad social, la discriminación y la pobreza que se sufre en la región, son algunos de los factores en los que se multiplican las diferentes formas de violencia contra las mujeres. Los proyectos extractivistas que amenazan los territorios, la militarización, la existencia de grupos armados al margen de la ley, la existencia de crimen organizado vinculado al narcotráfico o a la trata de personas, la impunidad y las limitaciones en el acceso a la justicia, se convierten en graves obstáculos para que las mujeres puedan ejercer y disfrutar sus derechos humanos y libertades fundamentales.

La penalización del aborto

América Latina es una de las regiones del mundo con la legislación más severa respecto a la penalización de la interrupción voluntaria del embarazo. La Constitución salvadoreña reconoce el inicio de la vida en el mismo instante de la concepción y penaliza la interrupción del embarazo en cualquier supuesto, aunque éste haya sido producto de una violación, o en caso de que esté en riesgo la vida de la madre o del feto. En este momento existen 16 mujeres cumpliendo condena en cárceles salvadoreñas acusadas de delitos relacionados con el aborto, a pesar de que existen pruebas que demuestran que la interrupción del embarazo se produjo por problemas obstétricos y no de manera intencionada.

Junto a El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam son los países de América Latina y el Caribe que criminalizan la interrupción del aborto en cualquier caso. Más de cuatro millones de mujeres se practican abortos cada año en el continente. Sin embargo, en base a los casos que terminan siendo judicializados, se evidencia que la tipificación del aborto como delito no afecta a todas las mujeres por igual. Las que terminan siendo acusadas y condenadas son, de forma mayoritaria, mujeres jóvenes, sin estudios, sin pareja y con escasos recursos, lo que supone la criminalización de mujeres socialmente vulnerables.

La lucha por el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos continúa presente en la agenda de los movimientos feministas, con el apoyo de organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. La aprobación del Código Orgánico Integral Penal en Ecuador eliminó la posibilidad de la despenalización por esta vía, pero se estudia la presentación de una nueva propuesta en el marco de la discusión de nuevas leyes. La lucha por los derechos sexuales y reproductivos es uno de los temas prioritarios para el movimiento en Venezuela, donde aún no se ha logrado avanzar, no por oposición del Parlamento, sino por influencia del discurso de las iglesias evangélicas, según explican desde la red feminista.

En el lado de los países que sí han dado pasos para el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos se encuentran Chile, cuyo Parlamento tramita en la actualidad un proyecto de ley presentado por el Gobierno para la despenalización del aborto en tres supuestos. Durante el Gobierno de José Mujica, el Parlamento de Uruguay aprobó la legislación de la interrupción voluntaria del embarazo dentro de las primeras semanas de gestación. Tres años después de su entrada en vigor, se han logrado eliminar las muertes de mujeres y las complicaciones derivadas de las interrupciones realizadas en lugares no autorizados.


Mari Cruz Tornay Márquez forma parte del consejo de redacción de Pueblos – Revista de Información y Debate.


 

<a style="text-decoration:none;color:#222222;" title="Feminicidio » href=»http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2015/08/20/feminicidio/1099″>Feminicidio

Agustín Moreno

La muerta se llamaba Erica Mendoza. Era madre de dos hijos de corta edad. Tenía veintiún años. Su marido, Arturo Olivárez, era un tipo celoso y solía maltratarla. La noche en que Olivárez decidió matarla se hallaba borracho y en compañía de su primo. Veían un partido de fútbol en la tele y hablaban de deporte y de mujeres. Erica no veía la tele pues estaba preparando la comida. Los niños dormían. De pronto Olivárez se levantó, cogió un cuchillo y le pidió a su primo que le acompañara (…) Tras ser violada por ambos Olivárez comenzó a asestarle puñaladas a su mujer. Luego, con las manos, cavaron un agujero a todas luces insuficiente y allí dejaron el cuerpo de la víctima… 

Roberto Bolaño. 2666

El otro día puse un tuit sobre el asesinato de dos mujeres jóvenes en Cuenca diciendo que no hay conciencia social suficiente contra el feminicidio. Efectivamente, son asesinatos repugnantes, pero son mucho más que eso. Porque solo serían asesinatos si en el balance de “muertes violentas domésticas” hubiera aproximadamente igual número de mujeres que de hombres. Pero no es así, es pura violencia de género. Casi todas son mujeres y en algunos casos son niños y niñas asesinadas para hacer más daño a las madres. Los hombres que aparecen muertos lo son por suicidio.

Son mujeres asesinadas por ser mujeres, desde una ideología patriarcal y machista que busca la sumisión de la mujer para dominarla, que la considera una posesión. Y a eso es justamente a lo que se llama feminicidio. Término aceptado por la RAE desde 2014 y que define como“asesinato de una mujer por razón de su sexo”. El primer país donde se introduce en el código penal es en México, por las desapariciones de cientos de mujeres en la zona de Ciudad Juárez en la década de los noventa. Roberto Bolaños lo novela en su monumental obra 2666 en más de 350 páginas del capítulo La parte de los crímenes.

Para que quede claro de qué estamos hablando, quizá nada mejor que seguir su metodología para aproximarnos al horror agregado del feminicidio que vivimos en España, y hacerlo de forma concisa, sumarial, de atestado. Según datos del blog IBASQUE.COM que utiliza como fuentes al Ministerio del Interior, diarios locales y nacionales y diversos blog y páginas especializadas en violencia de género, el siniestro registro de -al menos- 34 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año es el siguiente:

  • 12 de enero. Elche (Alicante). Teresa, de 70 años es asesinada a golpes de barra de hierro por su expareja de la misma edad, que posteriormente se suicida. Se habían divorciado hace dos años y en 2013 ella había presentado una denuncia por maltrato psicológico que no prosperó.
  • 12 de enero. Elche (Alicante). La hermana de Teresa, de similar edad a ella, también fue asesinada por su excuñado citado anteriormente. Se listan las dos mujeres como violencia machista aunque solo la expareja, la primera de ellas, aparecerá como víctima de violencia de género real en los listados del Ministerio (esta hermana aparece sólo como “víctima de violencia de género extendida”).
  • 18 de enero. Orba (Alicante). Tras asfixiar a su pareja, una mujer de 69 años, huye a Alemania y allí, a los tres días se entrega a la policía. Este caso se encuentra todavía en investigación y por ello no aparece aún en las listas del Ministerio sobre Violencia de género.
  • 21 de enero. Terrassa (Barcelona). Estando el hijo de 6 años en la misma casa, un hombre de 44 años mata a su mujer a puñaladas, posteriormente llama a sus suegros y se suicida.
  • 4 de febrero. Ronda (Málaga). Mujer de 39 estrangulada en el hotel donde se hospedaba con su pareja. Dejan 3 hijos menores huérfanos.
  • 12 de febrero. Valencia. Susana, de 38 años, brutalmente asesinada a cuchilladas por su pareja, Nacho, de 47 años. Dejan 3 hijos menores que estaban en el colegio en ese momento.
  • 9 de marzo. Algorfa, (Alicante). Rosemary Broadwell, de 76 años. El 15 de septiembre de 2014 su pareja denunciaba su desaparición y ahora por fin se le ha detenido tras indicar donde se hallaba el cuerpo y confesar que la mató a bastonazos. Puesto que es una muerte ocurrida en 2014, no aparece en las listas oficiales de este año (pero tampoco apareció en su día en la de 2014, por tal motivo se incluye aquí ahora).
  • 10 de marzo. Xabia (Alicante). Hanane O., de 43 años, falleció tras 9 días de hospitalización a causa de la brutal agresión con una sartén propinada por su pareja, de 39 años. El asesinato se produjo delante de sus hijos de 8 y 12 años.
  • 12 de marzo. Cáceres. Tamara Simón tenía 23 años, su marido de 24 años la arrojó delcoche en marcha cuando circulaban por la autovía. Tenían un bebé de año y medio.
  • 29 de marzo. Alhaurín de la Torre (Málaga). Ella tenía 28 años y fue estrangulada por su pareja, de 40 años, que posteriormente se suicidó ahorcándose. Tenían una hija de 6 años.
  • 30 de marzo. Lleida. Una mujer de 24 años es asesinada a tiros por su marido, que posteriormente trata de suicidarse. dejan dos niños huérfanos de 1 y 3 años.
  • 2 de abril. Vitoria-Gasteiz (Álava). Mujer de 29 años acuchillada por su marido de 34.
  • 3 de mayo. Sorbas-Nijar (Almería). Francisca, de 47 años, asesinada de un tiro por su pareja. También asesinado el jefe de ésta.
  • 8 de mayo. Ourense. Remata a su mujer, María Isabel S., de 62 años, que estaba ingresada con una grave lesión cerebral desde hace el día 3 de abril fruto de una agresión brutal anterior.
  • 12 de mayo. Brasil (Consejero de embajada española). Se llamaba Rosemary Justino López, 50 años, su marido, Jesús Figón, de 64 años la apuñaló hasta matarla. El Ministerio no la cuenta en su listado de asesinadas por producirse fuera de España, no obstante puesto que el presunto asesino es un comisario de policía, consejero de Interior de la embajada de España en Brasil, y puesto que las embajadas españolas son territorio español estén donde estén, se mete en el listado, con el fin de que ninguna mujer quede sin visibilizar.
  • 14 de mayo. Denia (Alicante): Una mujer de 48 años fue degollada por su pareja, Francisco José Navarro García, de 47 años, que tenía una orden de alejamiento por vejaciones y lesiones.
  • 15 de mayo. Villaviciosa de Odón (Madrid). Mujer de 41 años acuchillada hasta la muerte por su marido. Un hijo de 8 años estaba en casa en ese momento.
  • 3 de junio. Alcalá de Guadaíra (Sevilla). María del Águila Pérez, 50 años. Asesinada brutalmente golpeándola contra el lavabo y la taza del WC del domicilio, destrozándole la cabeza y la cara por su pareja, Mario Calderón, de 52 años.
  • 13 de junio. Camargo (Cantabria). M.A.Q.R., tenía 40 años y fue apuñalada con un cuchillo de cocina en el pecho por su marido, J.L.P.H. Tras el crimen se suicidó.
  • 21 de junio. Torre del Mar (Málaga). Estaban de vacaciones en España y ha sido detenido el marido, de 50 años, ya que la mujer ha aparecido con signos de asfixia. Este caso se encuentra todavía en investigación y por ello no aparece aún en las listas del Ministerio sobre Violencia de género.
  • 22 de junio. Soria. Una mujer de 36 años muerta, el marido está detenido y se ha decretado secreto de sumario pero apunta a violencia de género.
  • 26 de junio. Barcelona. Mujer de 41 años aparece muerta dentro de un coche en el fondo del muelle Este del puerto de Barcelona. El juez decreta el ingreso en prisión del marido de 50 años y vecino de Granollers.
  • 3 de julio. Arbo (Pontevedra). Beatriz, de 30 años, y su pareja Sergio, de 36 años, son encontrados asesinados dentro de un coche. Se ha detenido a la expareja de ella, Alberto.
  • 6 de julio. Pravia (Asturias) Mujer de 68 años, asesinada por su marido, de 65, que posteriormente se suicida.
  • 9 de julio. Arganda del Rey (Madrid). Un hombre de 29 años asesina a su pareja, suicidándose posteriormente.
  • 10 de julio. Santa Cruz de la Palma (Santa Cruz de Tenerife). Laura tenía 27 años, fue rociada de gasolina en pleno día, en la tienda donde trabajaba y prendida fuego por su expareja, David Batista, de 30 años.
  • 15 de julio. Mollina (Málaga). Chari Escobar tenía 60 años y moría apuñalada a manos de su expareja, de 58, que posteriormente se suicidaba. El hermano de la mujer había denunciado 2 veces al supuesto agresor aunque ella no ratificó las denuncias “por lástima”.
  • 31 de julio. Sant Jordi (Palma de Mallorca). G.V., de 33 años, degollada por su expareja, J.S., de 38 años. Fue a buscarla a su casa con un cuchillo de cocina y la asesinó.
  • 5 de agosto. Castelldefels (Barcelona). Un hombre asesina a tiros a su mujer, su hijo de 9 años y su hija de 7 años. tras el crimen múltiple se suicida. Este caso se encuentra todavía en investigación y por ello no aparece aún en las listas del Ministerio sobre Violencia de género.
  • 7 de agosto. Cuenca. Marina Okarynska, 26 años. Desapareció junto a su amiga el día 7, sus cuerpos fueron hallados el día 11 y el asesino, Sergio Morante ha sido detenido en Rumania el día 13.
  • 7 de agosto. Cuenca. Laura del Hoyo, de 24 años, había ido con su amiga a casa del asesino a recoger las cosas de ella, tras haber roto con él. El asesino, Sergio Morante, las asesinó a las dos, enterró sus cuerpos en cal viva, que aparecieron el pasado día 11 y finalmente ha sido detenido en Rumanía el día 13. Este caso no entra en las listas del Ministerio al no ser pareja, sino amiga de la pareja, no obstante es de suma justicia que aparezca en este listado por ser una víctima de este asesino machista.
  • 12 de agosto. Castelldefels (Barcelona). 2ª mujer asesinada en este municipio en una semana. Olga F. E, de 44 años, asesinada con un gran machete por su expareja, J.M.G., de 50 años, en plena calle de Cuenca. Fue detenido por los propios vecinos hasta que llegó la policía.
  • 17 de agosto. Armilla (Granada). Otilia Márquez, de 68 años, asesinada a hachazos en cuello y pecho por su marido, de 72 años, que ha sido detenido.
  • ¿? Agosto. Utrecht (Bélgica). Sandra García de 45 años vecina de Sabadell, que fue a recoger a sus dos hijas que estaban con su expareja. Estaba desaparecida desde el 31 de julio y apareció el 16 de agosto muerta y enterrada en una zona boscosa a escasos metros del apartamento del exmarido.
  • (Sin confirmar) 8 de agosto. Bilbao. Mujer de 34 años con dos hijos muere atropellada y abandonad en la cuneta. Estaba en trámite de separación. Su exmarido al ser citado por la Ertzaintza se arroja al tren.
  • … Desgraciadamente los puntos suspensivos se seguirán rellenando por un machismo que asesina.

Hasta aquí el relato de la atrocidad. Cada caso es un drama, pero para darnos cuenta de la magnitud hay que recordar que desde 2003 a 2014 han sido 766 las mujeres asesinadas, según datos oficiales. La gran cuestión es qué hacer frente a esta situación. Desde la revisión de la actual ley de Violencia de Género o la ley de Enjuiciamiento Civil para ajustarlas a la realidad y hacerla más eficaz; aquí es importante tener en cuenta la opinión de los jueces que la aplican que son los que mejor detectan los problemas existentes. Más recursos públicos en la protección de las mujeres maltratadas y amenazadas, incluidas medidas para insertarlas en el mercado de trabajo y asegurar una cuestión fundamental: su independencia económica. Más policía especializada, recursos psicológicos, etc. Y por supuesto, más salir a la calle cada vez que una mujer muera o, globalmente, en la gran manifestación que se está preparando para el 7 de noviembre en Madrid.

Pero las claves están en cómo aumentar la conciencia social de rechazo a este tipo de terrorismo machista, repudiando toda justificación comprensiva de los asesinatos. Trabajando la educación en la igualdad en las escuelas e institutos y cambiando el modelo socio-afectivo. Si no acabamos con los reinos del rosa y del azul, con princesas y campeones; con las ideas del amor romántico y perfecto; si no se forma y especializa el profesorado en educación afectivo-sexual y en emociones; si no trabajamos la autoestima en las personas y otras formas de masculinidad, no llegaremos a las raíces del mal, aunque hablemos de alcanzar grandes pactos de Estado contra la violencia de género.

Además de cambiar la cabeza de las personas, especialmente de los hombres, el fondo del asunto es que hay que modificar las relaciones de poder en el espacio privado, lo que Carole Pateman define como el contrato sexual que supone la dominación de los varones sobre las mujeres. Como dice la profesora Esquembre, la violencia de género inscribe su origen en un modelo de familia en el que el poder del padre sobre la mujer y los hijos implicaba también el ejercicio legítimo por parte de éste de la coacción necesaria para mantener el orden familiar. Por ello, si alguna vez se afronta una reforma de la Constitución, y como dice la propia Esquembre, habría que constitucionalizar como fundamental el derecho a una vida libre de violencia de género, lo que sería reconocer su verdadera dimensión pública.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2015/08/20/feminicidio/1099


Empleo plantea que las pensiones de viudedad se paguen con impuestos

Manuel V. Gómez

Los ingresos por cotizaciones hace ya años que son insuficientes para financiar las pensiones. La Seguridad Social tiene que recurrir desde 2012 al Fondo de Reserva para las pagas extra. Ante este escenario, el Gobierno ha lanzado un debate: cómo aumentar los ingresos del instituto previsor. El secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, ha apuntado que una forma puede ser costeando con impuestos las prestaciones de viudedad y orfandad. La oposición coincidió con el Ejecutivo en que hay que afrontar la situación y abrir el debate.

Los presupuestos de 2016 lanzan un debate de calado para el futuro de la Seguridad Social: cómo aumentar sus ingresos. Las cotizaciones sociales han dejado de ser suficientes para pagar las pensiones desde hace tiempo y el Fondo de Reserva se consume a marchas forzadas desde hace casi cuatro años. Lo mismo pasará el año que viene, según el proyecto de cuentas ahora en trámite parlamentario.

Para mejorar la financiación del instituto previsor, el secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, apuntó la posibilidad de que las pensiones de viudedad y orfandad se paguen con impuestos (IRPF, Sociedades, IVA…) y no con cotizaciones sociales. “Las pensiones de muerte y supervivencia es donde podría centrarse el debate”, señaló. “Es evidente que las pensiones de jubilación e incapacidad son de naturaleza claramente contributiva”, había apuntado inmediatamente antes, justo al salir de su comparecencia en el Congreso, donde presentó los presupuestos de su departamento para 2016.

Ante los diputados, Burgos había hecho referencia a la disposición adicional 65 de los presupuestos. Este punto de la ley presupuestaria habla de estudiar qué tipo de pensiones de las que ahora se pagan con cotizaciones (jubilación, incapacidad, viudedad, orfandad y favor de familiares), las llamadas contributivas, pueden pasar a pagarse con impuestos, como sucede ahora con las prestaciones no contributivas, los complementos a mínimos o las ayudas familiares.

En este punto, a pesar de la dureza del debate parlamentario, en el que de forma unánime la oposición calificó los presupuestos de “irreales”, se apreciaba cierta confluencia. Todos los grupos parlamentarios y el Gobierno coincidieron en la necesidad de abrir la discusión durante la próxima legislatura en el Pacto de Toledo, la subcomisión parlamentaria donde se tratan específicamente y se cocinan las reformas del sistema de pensiones.

Cambios urgentes

“Urge modificar ya el sistema de financiación. Es imprescindible cambiar ya la estructura”, apuntó el portavoz de Izquierda Plural, el diputado catalán Joan Coscubiela, en una de sus últimas intervenciones en la Cámara Baja antes de las elecciones catalanas, en las que será candidato de Cataluña Sí se puede. “Tiene nuestra mano tendida”, señaló tras mostrarse escéptico porque “algunos que dicen defender la Seguridad Social se la están cargo por la vía de los hechos”, en una crítica clara al Ejecutivo actual y su gestión.

“Todos somos conscientes de que la actual estructura financiera de la Seguridad Social no va a ser sostenible en los próximos tiempos”, ahondó el portavoz convergente, Carles Campuzano, que denunció en su intervención que la legislatura, ya cercana a su fin, acaba dejando “la reforma integral de la pensión de viudedad como una de las asignaturas pendientes”.

También el PSOE coincidió en que hay que hacer cambios en la financiación de la Seguridad Social. “Tiene un problema de ingresos”, apuntó su portavoz, Isabel López i Chamosa. “Hay que hablar de ingresos para que el sistema sea público y de reparto”, profundizó.

Todas estas intervenciones están en línea con unas declaraciones de comienzos de agosto del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando apuntó que este asunto, los ingresos del sistema de pensiones estarían en el centro del debate la próxima legislatura ya que será el “reto” de España.

Discrepancias en el cómo

No obstante, las coincidencias entre los grupos parlamentarios no van mucho más lejos. Al menos, así es en lo que respecta a los grupos mayoritarios. El Gobierno y el Partido Popular plantean la posibilidad de que las prestaciones de viudedad y orfandad se puedan pagar con impuestos, es decir, dinero procedente deHacienda y no de la Tesorería de la Seguridad Social.

Esta opción liberaría de mucha presión a la Seguridad Social. El gasto en prestaciones de viudas y huérfanos subirá a casi 23.000 millones en 2016, según los presupuestos del próximo año. Esta idea ya la lanzó CC OO durante el debate de la última reforma de pensiones, la que cambió el mecanismo de revalorización anual e introdujo un factor de sostenibilidad que liga la pensión inicial a la esperanza de vida en el momento de la jubilación.

El PSOE, en cambio, prefiere que se mantenga la naturaleza contributiva de los cinco tipos de pensiones, apuntaba López i Chamosa. Su opción pasa por crear algún tipo de impuesto finalista destinado exclusivamente a la financiación de la Seguridad Social, una alternativa que ya funciona en Francia.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/08/19/actualidad/1439985929_614040.html


LA ESCOMBRERA DE MEDELLÍN. ESCARBANDO LA VERDAD, DESENTERRANDO LA JUSTICIA

Xabier Areta

El miércoles 5 de agosto comenzaron las obras de excavación en La Escombrera, en la Comuna 13 de Medellín (Colombia), en la que algunas personas definen como “la fosa común urbana más grande del mundo”. Quedé con compañeros y compañeras de la Corporación Jurídica Libertad y con la hermana Rosa, infatigables acompañantes de las víctimas de la Comuna 13, en el convento de la Madre Laura. Poco a poco fueron llegando algunas de las ‘Mujeres caminado por la verdad’, un grupo de unas 180 mujeres, familiares de las personas desaparecidas. Sin su tenacidad y determinación nunca se habría llegado al punto en el que nos encontramos ahora.

Fotografía: Corporación Jurídica Libertad.

Fotografía: Corporación Jurídica Libertad.

“Hoy me levanté con alegría en mi corazón, como con la esperanza viva de que estas mamás y viudas encuentren a sus familiares y un día puedan tener tranquilidad en sus corazones”, decíaAmparo Cano, una de las líderes de este grupo de mujeres.

Todo empezó aquel 16 de octubre de 2002 con la operación Orión. Uribe había llegado a la casa de Nariño el 7 de agosto del mismo año e inauguraba su política de “seguridad democrática”. Más de 3.000 hombres, repartidos entre ejército y policía, se lanzaron a recuperar el territorio en una guerra total contra la población. No estaban solos, les acompañaban paramilitares del Bloque Cacique Nutibara. Y es que los paras ansiaban controlar el territorio, ya que lo consideraban un corredor estratégico para unir el suroeste de Antioquia con el golfo de Urabá y así poder llevar a cabo sus actividades de tráfico de armas y exportación de cocaína. Mediante desapariciones forzosas consiguieron controlar el territorio para finales de ese mismo año.

Después de dos meses el escenario resultante fue aterrador por los efectos en la población civil: detenciones arbitrarias, asesinatos, desapariciones, desplazamientos… De acuerdo con testigos de la época, muchas de las personas desaparecidas fueron arrojadas a La Escombrera, un vertedero que se encuentra en las laderas de la Comuna 13, lugar donde se esperan encontrar entre 90 restos humanos, según las autoridades, y 300, según diferentes organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos. Adriana Arboleda, abogada de derechos humanos perteneciente a la Corporación Jurídica Libertad, nos dice que ellos tienen 104 casos documentados de desapariciones en la Comuna 13. De todas maneras, no se sabe a ciencia cierta si pueden ser más… porque nadie investigó.

Subimos con el grupo de mujeres (hacen cada día turnos de diez personas) a La Escombrera. Aunque era temprano ya hacía calor y se podía sentir la tensión en el ambiente. Después de pasar algunos controles llegamos arriba, al lugar asignado para que las mujeres puedan seguir el transcurso de las obras. Venteaba un poco. Todo estaba listo para el comienzo y conseguimos saludar e intercambiar unas palabras con John Fredy Ramírez, antropólogo forense que dirige la búsqueda de los cuerpos. Es una persona con una gran experiencia en el tema y muy afable, sensibilizada con las víctimas, que incluso vivió en carne propia la desaparición de una prima suya.

Junto con el grupo que trabaja en la zona, que incluye fiscales, asistentes, topógrafos y obreros capacitados por ellos mismos, John Fredy Ramírez ha realizado más de 300 exhumaciones y recuperado algo más de 400 cuerpos de personas desaparecidas en Colombia. Ramírez cree que los procesos de exhumación como el que tiene lugar estos días en La Escombrera son un paso para desenterrar verdades del conflicto. “Hay que entender que es un proceso lento, de paciencia, de cuidado, de articular un peso técnico y judicial con un drama humano: es lo más complejo de lograr”.

El antropólogo, que comenzó a buscar cuerpos en 1994, cuando era estudiante de la Universidad de Antioquia, dice que en su trabajo las y los funcionarios llegan a sentirse parte de las familias de los desaparecidos: “El que diga que no se apega a las víctimas en este trabajo es un mentiroso. O, si lo dice, es indolente y no es un profesional. El drama humano hace parte de este sentir profesional”. Por eso cree que es imposible saber cómo manejar correctamente la ilusión de una madre que ve la posibilidad, por más remota y difícil que sea, de encontrar por fin a su hijo.

El proceso se compone de las siguientes etapas: búsqueda, prospección arqueológica con fines judiciales y, en el caso de hallar cuerpos, exhumación, identificación y entrega de restos.

Este proceso inicial tiene una duración aproximada de cinco meses. Allí se deberán extraer aproximadamente 24.000 metros cúbicos, de los cuales se retirarán 3.000 mediante excavación mecánica y el resto de forma manual, todo bajo la supervisión del equipo de criminalística delCuerpo Técnico de Investigación CTI y apoyo del personal contratado por la Alcaldía de Medellín.

Cuando la excavadora empieza a rugir, la respiración de las mujeres y de todos nosotros se entrecorta. Llegó el momento tantas veces esperado. Los ojos se fijan en la máquina, se humedecen y cada cual se queda absorto en sus pensamientos. Pensamientos de esperanza, de recuerdo hacia su ser querido, de imaginarse cómo fueron sus últimos instantes… y todo regado de una entereza impresionante.

La máquina sigue su tarea, el calor aprieta, el viento nos impregna de polvo y los numerosos medios de comunicación nos agobian… Sin embargo, la mirada sigue ahí, firme e inamovible. El tiempo transcurre despacio. Muy despacio, diría yo. Los medios de comunicación nos abandonan por fin y se genera un ambiente más familiar, de franca camaradería. Es el momento de almorzar y de soltar alguna broma.

A las 14:00 abandonamos el lugar, con calor, llenos de polvo pero esperanzados. Todo esto es sólo el principio, porque quedan muchos días duros por delante. Mañana vendrán otras diez mujeres, y pasado mañana otras diez. Estas mujeres nunca pierden la esperanza. No la perdieron en los años duros y tampoco la van a perder ahora.

“Ellos son el silencio del tiempo porque nadie los ha visto. Yo los sigo esperando aunque la incertidumbre me torture y nadie me diga nada. En el silencio se esconde la impunidad, ellos siempre estarán conmigo”, nos cuenta Amparo Cano, de Mujeres Caminando por la Verdad.

Fuente: http://www.revistapueblos.org/?p=19674


Terrorismo machista. Ya basta.

Beatriz Gimeno

Históricamente, el sistema patriarcal ha minusvalorado, cuando no alentado, la violencia contra las mujeres de manera que la violencia usada contra unas pocas sirviera como amenaza y correctivo para todas.

Si entendemos que, por lo general, llamamos terrorismo al intento de imponer una idea política por medio del terror y del uso de la violencia, entonces podemos llamar terrorismo machista a la violencia de género, aunque en este caso no se busque revertir una situación, sino perpetuarla. Históricamente, el sistema patriarcal ha minusvalorado, cuando no alentado, la violencia contra las mujeres de manera que la violencia usada contra unas pocas sirviera como amenaza y correctivo para todas. Todo sistema de dominación, y el patriarcado lo es, tiene que usar la violencia para imponerse y luego para mantenerse, aunque esa violencia no sea utilizada masivamente. Basta con que ocurra de vez en cuando, basta la mera amenaza para que todas las víctimas potenciales sepan que es mejor no rebelarse. Históricamente esto no admite discusión posible. El asesinato o la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres –es decir, por el hecho de no ajustarse a lo que, como mujeres, se espera de ellas, ya sea lo que la sociedad espera de ellas o lo que un hombre cualquiera espera o desea-, no ha estado penada o mucho menos penada que la situación contraria. Eso quiere decir que este tipo de violencia estaba permitida, alentada como correctivo o socialmente legitimada, aun cuando existiera una pena formal. Aun ahora esto sigue ocurriendo en muchos países. En aquellos países en los que la igualdad formal es un hecho y el reproche penal por matar a un hombre o a una mujer es el mismo, aun en estos casos, la legitimación cultural se sigue dando en el caso de los asesinatos machistas.

Culturalmente sigue muy presente la idea de que los hombres tienen ciertos derechos (o muchos) sobre las mujeres con las que se relacionan sexual y afectivamente, y esto redunda en cierta tolerancia social cuando el asesino en cuestión no puede soportar el hecho de que “su” mujer le hace saber que no le pertenece. Tolerancia social a la que se une –o que fomenta- la tolerancia institucional y política, así como el relato que se sigue haciendo desde los medios de comunicación: la mató porque la quería, la mató por celos, la mató porque ella hizo algo que no debía o, simplemente, porque estaba loco. Lo cierto es que la mató porque él creía –el sistema le había hecho creer- que estaba legitimado para matarla, que tenía derecho a matarla; la mató porque ella, con su comportamiento, había dañado su sentido de la masculinidad. El sistema enseña a los hombres (las encuestas con los jóvenes dan cuenta de ello) que la masculinidad depende del comportamiento de las mujeres con las que se relacionan, especialmente de aquellas sobre las que han adquirido ciertos derechos; luego son las mujeres con su comportamiento las que desatan la violencia en algunos hombres.

Así pues, en realidad, ellos matan por una determinada idea política. El machismo es, también, una idea política o más bien, un sistema de ideas de representaciones, de sentimientos, de normas culturales, de mandatos simbólicos…un sistema ideológico en definitiva. Uno que sostiene que hombres y mujeres no somos iguales, que las mujeres tienen que hacerse cargo de determinados roles, de determinados comportamientos, y los hombres de otros. Y, entre estos, la idea que genera más violencia es aquella que hace creer a los hombres que las mujeres, algunas mujeres, les pertenecen y que, por tanto, tienen derecho a exigirles determinados comportamientos, incluso determinados sentimientos. Esa es una idea política. Los asesinos matan porque están convencidos de que esta idea es cierta y que, por tanto, les ampara cierta legitimidad moral. Ellos están en lo cierto, ellos tienen razón, ellos son las víctimas; ellas son las que han provocado la situación que les ha conducido a ellos a la violencia, a perder los nervios, a la furia. Ellos matan para restablecer el orden, para poner en orden su mundo, un mundo que ella, la culpable, amenaza con subvertir: no le muestra respeto, se ha ido con otro, se ha reído de él, le ha dejado en ridículo, le ha traicionado etc.

Lo cierto es que la mató porque él creía –el sistema le había hecho creer- que estaba legitimado para matarla, que tenía derecho a matarla; la mató porque ella, con su comportamiento, había dañado su sentido de la masculinidad

Esta idea, por supuesto, no crece en el vacío; ellos no están locos, no son maniáticos o psicópatas. La idea que les lleva a matar está muy extendida y tiene muchos defensores; en ese sentido ellos son normales. No son muchos los hombres que matan, afortunadamente,pero son bastantes más los que sin matar ni defender el asesinato, sienten que sí, que ella no merecía morir seguramente pero que tanta feminista conduce a algunos hombres a hacer locuras. Son todos esos que sostienen que dicha violencia se acabaría si las mujeres fueran como deben ser; es decir, son esos que cuando asesinan a una mujer en lugar de sentir dolor por la víctima sienten cierta solidaridad con la situación que ha conducido al asesino al crimen; son los que en lugar de empatizar con la víctima inundan las redes culpando de la situación no al asesino ni a la idea machista, sino a quienes intentan acabar con el machismo; son todos esos que cada vez que un machista asesina a una mujer sacan a relucir las muertes por tráfico, los asesinatos en los conflictos bélicos o los malos tratos a los ancianos.

Son cómplices también esos medios de comunicación que insisten en decir que “una mujer muere” en lugar de decir que “otra mujer es asesinada”, o que hablan de violencia doméstica en lugar de hablar de violencia machista o de género. Son cómplices todos los que se empeñan en explicar que los asesinos son psicópatas en lugar de entender que dichos individuos son personas normales, bien adaptadas, que quieren a sus padres y a sus perros, pero que no soportan que su mujer elija irse con otro o que le deje sin más. Son cómplices también las instituciones y los gobiernos que en lugar de considerar que la ideología machista está provocando el asesinato de miles de mujeres consideran que dichos asesinatos se deben a la mala suerte, a que hay mucho loco suelto, o que, en todo caso, son cosas que pasan; que basta con detener al asesino de turno y juzgarle adecuadamente.

La lucha feminista ha conseguido que una buena parte de la sociedad y de su clase política lo entienda y lo comparta: que los asesinos matan porque son machistas; que el machismo mata, además de ser injusto e incompatible con la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, una parte de la derecha y los sectores más conservadores, no es que no lo entiendan, es que se niegan a considerar al machismo culpable de estos crímenes. Aunque no lo digan con estas palabras, porque la palabra “machista” está mal vista, lo cierto es que su idea de sociedad no combate la desigualdad sexual, sino que está basada en ella. Por eso la derecha y la iglesia –además de todos los machistas, por supuesto- se suelen oponer con todas sus fuerzas a cualquier intento de combatir el machismo en la escuela, ya sea mediante Educación para la Ciudadanía en España o una asignatura contra la desigualdad de género en Francia. O la introducción de Agentes de Igualdad en la escuela, como acaba de proponer la diputada de Podemos en Valencia, Cristina Cabedo (y como queremos proponer también en Madrid) Los machistas (personas e instituciones) piensan que la desigualdad de género es normal y se niegan a vincularla con la violencia. Nosotras decimos que ya basta; que exigimos de esta sociedad que combata el terrorismo machista y la ideología que lo sustenta.

El 7 de noviembre las feministas hemos convocado una gran manifestación en Madrid contra la violencia machista. Para que se considere un asunto de estado y se le dé la máxima importancia, para que las instituciones hagan todo lo necesario para combatirla, para que los medios la traten como lo que es y no contribuyan a dulcificarla, para que los asesinos machistas sean considerados por todos y por todas lo que son: asesinos al servicio de una idea perversa que hay que combatir y erradicar. Basta ya. El 7 de noviembre la sociedad entera a la calle; exigimos apoyo de todos los partidos políticos y de todas las instituciones; exigimos que esta manifestación sea considerada tan importante como aquellas otras en las que se pedía el fin de otros terrorismos. Ya basta.

Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/Terrorismo-machista-basta_6_420017999.html


La violencia machista no es inevitable: 7 medidas que pueden ponerse en marcha

Ana Requena Aguilar

En los últimos doce años, al menos 789 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, una cifra que podría aumentar con los ocho casos que actualmente se investigan. El aluvión de crímenes machistas de las últimas semanas -en lo que va de año al menos veintitrés mujeres han sido asesinadas- se presenta, a veces, como una fatalidad inevitable. Nada más lejos según las voces expertas, que inciden en que la violencia de género es un fenómeno con causas que pueden ser abordadas y que hay medidas concretas para atajarla que necesitan, eso sí, de presupuesto y voluntad política.

1. Que no se dependa de la denuncia

Cada vez más organizaciones reivindican que los servicios y la atención a las víctimas no estén vinculadas a la denuncia, como puede suceder en algunos casos. Las mujeres que necesiten asistencia, atención psicológica, tratamiento o acompañamiento deben tener acceso garantizado a servicios públicos especializados, haya juicio o no. Aunque muchos recursos sí se ofrecen independientemente de la denuncia, la mayoría de mujeres que llegan a ellos han denunciado, mientras que las que no lo han hecho acceden a ellos en menor medida.

Independientemente de que haya proceso judicial, la maquinaria de atención social a las mujeres debe hacerse cargo de la complejidad del problema para «trabajar, proteger y recuperar a la víctima», insiste Lorente.

Para que el proceso de denuncia sea fructífero hay que asegurar elacompañamiento y la atención integral de las mujeres. Como dice Bárbara Tardón, de la Fundación Aspacia, el momento en que se denuncia es clave «y debe haber alguien que previamente explique a la mujer todo lo que puede suceder». «Son procesos muy costosos en términos psicológicos, por eso hay muchas renuncias. Hay que asegurar que siempre haya un acompañamiento durante el proceso y que no se les juzgue si no denuncian. Ese acompañamiento puede darse desde el médico de cabecera, desde un centro de la mujer o desde centros de día a los que, por ejemplo, llegan muchas mujeres que no se sienten identificadas como víctimas o que tienen miedo del estigma. Tiene que haber una red de referencia», explica Tardón, que no sea solo policial o judicial.

Una red de referencia que en parte existe, pero que los recortes han mermado en los últimos años. En muchas comunidades autónomas, por ejemplo, centros que antes abrían sus puertas a jornada completa ahora lo hacen solo a media jornada.

2. Detectar mejor, hacer caso a quien sabe preverlo 

Miguel Lorente cree que se puede ser más eficaz en la detección de la violencia de género: «No esperar a que sean ellas las que se acercan, ir a donde sabemos que están, en los centros de salud, por ejemplo, a donde llegan con muchas frecuencia, en los servicios sociales o incluso en los colegios, donde pueden detectarse comportamientos en los niños».

La evaluación del riesgo resulta también clave a la hora de tomar medidas de protección. En algunos casos sonados, tras el asesinato de una mujer se ha conocido que su caso se consideraba de bajo riesgo. «Llega a haber una gran diferencia entre la evaluación que hace la policía y la que pueda hacer una psicológa o educadora, que conoce de forma más precisa el caso y conoce a la mujer personalmente», dice Bárbara Tardón.

Esta evaluación del riesgo sirve puede servir, además, para tomar las medidas de protección más adecuadas para cada víctima. En ese sentido, la profesora de Derecho Civil y directora del máster de la UNED sobre violencia de género, Teresa San Segundo, se pregunta por qué no se usan los recursos de los que ya se disponen, como las órdenes de protección y las pulseras electrónicas de control de maltratadores. «Son recursos que están y que a veces no se están usando adecuadamente», apunta.

3. Más formación a todos los profesionales que intervienen

La Ley Integral de Violencia de Género incluyó la especialización de los juzgados de violencia de género e introdujo formación para el personal de la administración de justicia. Todas las expertas coinciden, sin embargo, en que esta formación es ahora mismo insuficiente. «El sistema judicial llega a veces a revictimizar a las mujeres», subraya Tardón. El exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género insiste en que la formación debe llegar a todos los agentes que intervienen en el proceso, desde forenses, hasta fiscales, abogados, equipos psicosociales y también policía y guardia civil. «El trato y el enfoque no debe depender de la sensibilidad de cada profesional, debe ser parte de una buena atención. Hay también que exigir responsabilidades. Ha habidos casos con errores claros que han quedado sin consecuencias», relata Lorente.

La formación evitaría un fenónemo frecuente: el cuestionamiento permanente de la víctima incluso desde la justicia. «Es el único delito en el que se cuestiona a la víctima. Esto no sucede en otros delitos, si vas a denunciar un robo de entrada te creen, no te ponen en tela de juicio ni te cuestionan por lo sucedido», afirma la experta en Derecho Civil, Teresa San Segundo.

4. Cambios legales. 

Son ya varias las voces que piden un cambio en el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que dispensa de la obligación de declarar a los parientes cercanos. Es decir, la justificación que permite que los padres o hijos del maltratador puedan no declarar contra él. O incluso la propia mujer. «No está pensando para los casos de violencia de género. Una mujer llega al juzgado y lo primero que oye del juez, porque es su obligación, es el aviso de que no tiene por qué declarar contra su pareja. Eso hace que muchas, que llegan tocadas y con pocas fuerzas, se callen», explica San Segundo.

Lo que sí puede hacerse ya, explica, es continuar los procesos aunque las denuncias se retiren: «Siempre que se tenga conocimiento de un delito debería investigarse. Es difícil, porque ellas son muchas veces la prueba pero puede hacerse».

5. Más contundencia social en la vida diaria

Lorente, San Segundo y Tardón coinciden: hace falta más contundencia social. «Más contundencia en el posicionamiento, muchas veces se sigue justificando al agresor o culpando a las mujeres. Hace falta también contundencia contra la violencia simbólica, contra los gestos del día a día que sostienen la violencia directa», sostiene Bárbara Tardón. Que los gestos machistas sean tan reprobados en la vida diaria como puedan serlo los racistas o los que justifiquen el terrorismo.

6. Concienciación para hombres

Las campañas no deben ser puntuales sino constantes, dice Lorente. « Hay que dirigirse especialmente a los hombres porque en la violencia de género, de diez agresores, diez son hombres. Los hombres tenemos que entender que los maltratadores nos están utilizando para ejecutar su violencia en nombre de la masculinidad. Tenemos que señalar a los maltradadores, señalar el machismo y plantear nuevas formas de ser hombres y de ejercer la masculinidad. No podemos minimzar ni justificar esta violencia», reclama el experto.

7. Que se abran las puertas del colegio

El sistema educativo debe incorporar con urgencia el trato de las relaciones afectivas, sexuales, la gestión de las emociones, la igualdad, o los roles de hombres y mujeres, dice Tardón: «Eso es prevención, no podemos destinar recursos solo a cuando ya se ha producido la violencia, hay que actuar para evitarla».

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/violencia-machista-inevitable-medidas-tomarse_0_419608401.html


SILENCIO ENSORDECEDOR

Carmen Vigo Navarrete

Dos chicas asesinadas y enterradas en cal viva. Una mujer apuñalada por su ex en plena calle. Los ¿últimos casos por hoy? nos deberían poner la carne de gallina y pararnos, de una vez por todas, a pensar qué hacer con estos asesinatos, por qué, qué pasa por la mente de estos monstruos para intentar comprender algo que roza los límites del espanto. ¿Volveremos a ver los minutos de silencio en las respectivas puertas de los Consistorios?, con todo el respeto a estos actos de solidaridad y a la buena voluntad que les mueve pero a mí, personalmente, me irritan. Ya no me bastan, no deberían ser suficientes para nadie, aunque se comprenda el motivo que les mueve, salir, dar la cara para decir que están en contra, se sabe, se da por hecho, pero se están conviertiendo en un apéndice del acto, hasta ese punto llegamos y deberíamos pedir algo más.

Hace unos días una mujer murió quemada en su casa, a su marido se le detuvo unos días más tarde y éste terminó colgándose en su celda. El Consistorio no tuvo a bien poner las banderas en señal de luto hasta el suicidio del presunto. ¿Gestos?, si hablamos de gestos, ¿cuántos millones de hombres hay en España?, creo que muchos, ¿no va siendo hora de que salgan todos a la calle a decir que están en contra? Contradicciones, puede, por un lado digo que ya está bien de minutos de silencio y por otro que deberían tirarse a la calle unos cuantos millones de hombres a decir que no. Supongo que a la mayoría nos sucede lo mismo, ante la incomprensión y el horror, nadie sabe a qué atenerse, qué pedir, qué hacer.

No se trata de una banda armada de la que se pueda esperar algún nuevo acto criminal y salgan los políticos en bandadas cada vez que ocurre un atentado, pero, ¿no faltan también algunas voces de nuestros legisladores condenando, legislando, educando, diciendo, en una palabra, que se va a actuar algo más contundentemente preparando a psicólogos, jueces, policias, trabajadores sociales para que una denuncia no sea vista como un problema de convivencia y esas palabras se conviertan en realidades?, ¿por qué no nos preguntamos qué razones hay detrás de las “no denuncias” o de las retiradas de esas denuncias por parte de las mujeres que las han interpuesto? Aparte de la vergüenza, el miedo, las dudas….que, seguro, sienten estas mujeres hay que añadir las miradas inquisidoras de todos los anteriores cuando van a denunciar o cuando tienen que declarar en un juicio. No olvidemos que hasta en el ámbito más cercano de estas mujeres, famila incluida, hay algunas voces que tranquilizan diciendo barbaridades como “un mal día lo tiene cualquiera”, incluso un “tampoco es para tanto”, “todos perdemos los nervios en un momento dado”, “deberías callarte, le provocas”……..y los más cercanos cuando ya ha ocurrido algo diciendo que él es una persona educada, saluda cada día…..estos tipos no suelen ir dando golpes a los vecinos o al tendero de la esquina, aunque a algunos se les vea venir de lejos. Y, no pasemos por alto que están asesinando a los propios hijos, ¿qué está fallando? Algunas mujeres llegan a suicidarse porque no lo soportan más, no soportan a sus ex compañeros, no soportan su acoso y no soportan más que no se haga nada.

No tengo la solución, ojalá la tuviera, pero creo que no se puede seguir así, algo hay que hacer, educando, legislando, no mirando para otro lado a la espera del próximo caso.Claro que hay que tener cuidado, que no siempre el asesino es el marido, ex marido, pareja, expareja, pero lo es casi en el cien por cien de los casos y esto pide ya algo más. Soy consciente de que no aporto nada, pero mi estómago empieza a asquearse. Esto no es más que un grito de horror, asqueo y desesperanza.

Fuente: http://carmenvigonavarrete.com/


TERRORISMO DE GÉNERO

SUSANA ENCISO

YO SIEMPRE había sido la hija de mis padres, la hermana de mis hermanos, la vecina de mis vecinos, la compañera de los que trabajaban conmigo, la amiga de mis amigos. Él consiguió separarme de todos y de pronto me di cuenta de que no era amiga de nadie, ni vecina de nadie porque evitaba hablar con los vecinos para evitar conflictos con él, no era la compañera de nadie porque me obligó a dejar de trabajar… De pronto me di cuenta de que ya no era nada de nadie. De que ya no era nada». Me lo contó una mujer en una sesión de terapia inolvidable, una confesión que resumió en apenas un puñado de palabras la historia de millones de mujeres en miles de países a lo largo de todos los siglos.

Violencia de género: tres ministros se han reunido ex profeso, el PSOE quiere que el tema alcance rango parlamentario, los informativos enfocan sus cámaras un rato… Todo parece responder a la impresión de la muerte. De la muerte acumulada en pocos días, claro. Varios asesinatos en dos semanas sirven para hablar de «repunte». Pero no es cierto. Cuando acabe este año, el número de asesinadas será más o menos el mismo que el del pasado y ningún ministro habrá ido a un funeral. Cuando acabe este año, la cifra de mujeres heridas se medirá en decenas de miles, pero no la conoceremos. Cuando este año acabe, habrá más de 100.000 denuncias y algún millón más oculto de mujeres que no se atreven, que no pueden, que no saben… «¿Repunte»? ¿Y cuando pasen dos semanas sin un asesinato habrá… «descenso»?

Esta violencia no se mide sólo en sangre. Es persistente, verbal, económica, educativa, psicológica. Está en las canciones de moda, en la publicidad sexista, en la desigualdad laboral. No está aislada, no ocurre nunca una vez, ni a una sola mujer. Genera miedo. Es brutal y sutil. Es personal y estructural. Es una violencia histórica. Como el terrorismo.

Yo trabajo en un centro de recuperación y rehabilitación integral de mujeres maltratadas. Una vezfuera de la violencia nos gusta, y les gusta, llamarlas supervivientes.

Muchas de ellas no están en las estadísticas. Y aun así, las cifras son tan terribles que convierten la violencia machista en uno de los problemas más graves de la Humanidad. La estadística de muertes, agresiones, órdenes de alejamiento y de protección o de supervivientes atendidas no debería ser soportable para esta sociedad, porque nos habla de mujeres asesinadas y de otras, de número incalculable, que sufren a diario la tortura de la violencia machista. Ninguna banda terrorista tuvo nunca tantas personas secuestradas al mismo tiempo como tiene el terrorismo de género.

Y ahora traten de ver a las víctimas no sólo como una estadística, sino de una en una. Intenten ver su sufrimiento, ponerse en su piel con cada matiz de dificultad que supone su vida diaria. Estas mujeres comparten conmigo la angustia que sufren al escuchar cómo su pareja introduce la llave al llegar a casa. Cómo alguno de los niños y niñas se orinan encima, asustados por el peligro que llega con su padre. Cómo ellas y sus hijas e hijos se hacen expertos en identificar cualquier cosa en ese sonido que les dé una pista del ánimo con el que él llega a casa, para anticipar si con él aparece la tortura del terror o será una noche razonablemente tranquila.

La violencia, y esto la hace especialmente devastadora, la ejerce alguien con quien la víctima tiene un vínculo importante. Es su pareja o ex pareja y, en muchas ocasiones, el padre de sus hijas e hijos. Alguien a quien eligieron, en quien confiaron y, muchas veces, por el que aún tienen fuertes sentimientos de amor o de compromiso. Esto las convierte en víctimas diferentes que requieren de una intervención específica.

Es una creencia popular que a las mujeres víctimas de violencia les resulta difícil salir de la situación de maltrato porque son muy dependientes de su maltratador. Mi experiencia profesional con ellas es muy distinta. La dependencia es de ellos. Es significativo que los centros para mujeres víctimas de violencia de género sean lugares ocultos. La realidad es que son ellos los que las buscan y persiguen sin descanso.

Es tan específica esta violencia, está tan interiorizada bajo nuestra piel, que ellas, las víctimas, tienen sentimientos de compromiso y responsabilidad hacia sus agresores. He visto mujeres que tras años de tortura diaria, una vez tomada la decisión de escapar, pasaron la tarde anterior a su partida cocinando y congelando comida por miedo a que su torturador no fuera capaz de cocinar para sí mismo.

La violencia de género crece lentamente. La relación comienza a llenarse de comportamientos abusivos, de quejas implícitas, de peticiones de todo tipo y tan frecuentes que consiguen que la víctima invierta en atenderlas toda su energía y todo su tiempo. Hablo de mujeres que conviven con alguien que continuamente les critica o menosprecia. «Inútil, fea, guarra, puta, qué va a ser de ti sin mí, mala madre, loca, torpe, tú qué sabes, cierra la boca…» son expresiones que se harán cada día más frecuentes. Tanto, que llegará un momento en el que no consigan recordar cuándo se sentían listas, guapas, fuertes…

Cuando la violencia se extiende en el tiempo la víctima normaliza comportamientos de fuerte componente agresivo. Se trata de un proceso cognitivo por el que la víctima trata de ver como «normal» algo que de otro modo le resultaría insoportablemente doloroso. Tal proceso deriva en un aumento de la tolerancia hacia la violencia.

Las víctimas acarrean intensos sentimientos de culpa por razones que conviven y que parecerían incompatibles. Culpa por «destrozar» a su familia, por no haber «sabido llevarle», por «aguantar tanto en la relación». Y al mismo tiempo, por «no haber aguantado lo suficiente» y así seguir intentando que todo fuera bien. Y con el sentimiento de culpa, el agresor controla a la mujer culpabilizándola de cualquier cosa, especialmente de sus estallidos de violencia. «Mira cómo me haces poner», «sólo tú consigues sacar lo peor de mí».

LAS SUPERVIVIENTES sufren un alto grado de vergüenza. Las víctimas de violencia de género no tienen el mismo reconocimiento social que otras víctimas. No les resulta fácil presentarse ante los demás con el orgullo de haber conseguido salir de una situación de violencia cruel. Siempre se sienten sospechosas de algo porque una parte de la sociedad así las presenta. De exagerar, de mentir para obtener beneficios, de haber aguantado la situación de forma voluntaria, de no saber defenderse de los ataques, de no haber sabido llevar a su marido… Sus sentimientos de culpa son resultado de la forma en que la sociedad percibe el problema. De la constante sospecha de que detrás de una denuncia hay un interés de la mujer por conseguir algo diferente a su seguridad.

No podemos olvidar su miedo a no ser creídas. El fantasma de las denuncias falsas, tan bien manejado por algunos sectores, ha contribuido al temor de las mujeres a que nadie las crea. Este miedo refuerza el mantra escuchado permanentemente de labios del agresor: «¿Quién te va a creer?».

La violencia contra las mujeres es una consecuencia directa del patriarcado. El hecho de entenderse como parte de algo, no como una mujer asilada, tiene un papel fundamental en el proceso de recuperación de la mujer. Cuando una mujer dice «ahora sé que es una lucha de todas» y mejora la forma de percibirse a sí misma está empezando a salir del infierno.

Las víctimas de violencia de género tienen herida la autoestima, derrumbada en añicos su identidad, rotas las pautas de relación materno filial. Y viven en la ansiedad, la depresión, el síndrome de estrés postraumático, el proceso de elaboración de duelo… Y con todo ese equipaje de dolor encima, algunas se atreven a denunciar. Y se meten en un largo y en ocasiones doloroso proceso judicial.

En la recuperación de las víctimas de esta lacra supondría una importante ayuda que la actitud social hacia ellas fuera otra. Ojalá consiguiéramos entender la valentía de las mujeres que consiguieron decir ¡basta! Es un deber social darles el lugar que merecen, tal y como se hace con víctimas de otros terrorismos.

España ayudará a recuperar a las víctimas cuando trate la violencia de género como una cuestión de Estado, cuando las noticias de sus asesinatos sean portada, cuando a sus funerales acudan cargos políticos como en otros funerales de Estado, cuando se reciba a las supervivientes en actos oficiales, cuando no dudemos de ellas y rechacemos de plano al agresor. Puede que entonces recuperarse no les resulte tan difícil.

Nunca he conocido a personas más grandes y valientes que con las que tengo el honor de trabajar cada día.

Fuente: http://www.jessicafillol.es/2015/06/terrorismo-de-genero/


 Las diversas maneras de matar mujeres y niños

Lidia Falcón

Hace dos días Amia Oubel  de 4 años y Candela Oubel de 9 han sido asesinadas supuestamente por su padre –que lo anunció con anticipación a la madre-, con una radial. Para quienes no sepan lo que es una radial –yo no lo sabía- es una máquina parecida a la taladradora, que inserta un disco en un extremo. Enchufada a la red eléctrica el disco gira a mucha velocidad. Según el disco que le pongas sirve para cortar hierro, ladrillos, azulejos, madera, horadar paredes, y a partir de hoy para matar niñas. No sé si estas estaban despiertas y conscientes cuando su padre se acercó a ellas con la máquina en marcha, el disco girando y haciendo un ruido chirriante. El padre las tenía consigo porque después del divorcio el juez le había concedido la custodia compartida.

Hace dos años José Bretón asesinó a sus dos hijos, José de dos años y Ruth de seis. Primero les durmió con hipnóticos, después fabricó un horno con ladrillos en un terreno de una casa de campo y allí los quemó vivos. Fue durante el fin de semana que le correspondía por el régimen de visitas que había dispuesto el juzgado.

Hace 18 años Ana Orantes fue quemada viva por su marido  en plena calle. La roció con gasolina y prendió una cerilla. Ella lo había anunciado unos días antes en un programa de televisión, de gran audiencia, dirigido por Ana Rosa Quintana. Este julio Laura González también ha sido quemada viva por su marido.

En lo que va del año 2015 56 feminicidios y asesinatos han sido cometidos  por hombres. 23 reconocidos oficialmente con ese eufemismo de violencia de género. Los otros 33 no merecen ese calificativo porque las víctimas han sido los y las hijas, la madre, la sobrina, el novio de la ex mujer, la cuñada, la hermana, la tía, la vecina, la hijastra, las desconocidas; y 7 varones: el hijastro, el empleador de la víctima, el hijo, el cuñado, el novio de la víctima, el novio de la sobrina, también víctima.

En una obra de teatro de Laia Ripoll, El triángulo azul, se cantaba una copla sobre las 34 maneras de matar en Mathausen, el campo de exterminio donde sucede la acción.

En España contamos con las mismas formas de matar mujeres y niños que en Matahusen. Quemadas vivas, apuñaladas, golpeadas, tiroteadas, estranguladas, ahorcadas, arrojadas al vacío desde un balcón o terraza, ahogadas, descuartizadas, destino que comparten con varios niños, quemados, anestesiados, ahogados en una bañera y hasta troceados con una radial.

Si en un colectivo profesional, por ejemplo taxistas o joyeros, se produjeran un centenar de asesinados sólo en un año, sabemos que se colapsarían las calles, habría interpelaciones parlamentarias, los medios de comunicación y las tertulias arderían de indignación. Si las víctimas lo fueran de terrorismo la Guardia Civil patrullaría por las calles y se pediría el Estado de Excepción. Pero se trata únicamente de mujeres y niños, y por tanto los asesinatos se producen  durante décadas sin escándalo.

En los últimos diez años se han creado varias instituciones dedicadas a la observación y persecución de la violencia de género, que disponen de medios y personal para abrir atestados, instruir sumarios, celebrar juicios, resolver apelaciones, dictar órdenes de alejamiento y de protección, ejecutar sentencias, realizar exámenes forenses, dictámenes psiquiátricos, terapias de apoyo, contar las víctimas, publicar estadísticas, organizar campañas de concienciación y difusión de los hechos, y todos esos hombres y mujeres que trabajan arduamente en las comisarías de policía, en los cuartelillos de la Guardia Civil, en los despachos de las policías autonómicas, en la calles de las ciudades, en los ambulatorios, los hospitales, los juzgados, las Audiencias, los observatorios de violencia de género, los ministerios, como Ministros, Secretarios de Estado y Directores Generales,  no han logrado que disminuya ni un 1% el número de víctimas.

Lo que sí han logrado es que disminuya el número de denuncias, lo que teniendo en cuenta lo anterior la única conclusión que cabe es que ya las mujeres no denuncian a pesar de seguir siendo abofeteadas, apaleadas, amenazadas, insultadas, humilladas, encerradas, violadas, prostituidas, acosadas, por alguno o algunos hombres. Y así es porque han perdido la confianza en la protección que las instituciones les tienen que brindar.

El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ha condenado a España por no proteger a una mujer víctima de violencia de género y a su hija, de siete años, a la que el maltratador asesinó en 2003 en una de las visitas pautadas en el régimen de separación. La mujer, Ángela González, había denunciado a su ex marido en 30 ocasiones por amenazas y agresiones y se había opuesto a que viera sin supervisión a la niña. Pese a ello, el hombre mató a la pequeña Andrea y después se suicidó. Pero el Ministerio de Justicia se niega a reconocer su responsabilidad ni a indemnizar a la madre. Queda claro que el Estado español no considera a las mujeres y a los niños ciudadanos a los que deba proteger.

En este Estado español democrático de derecho se mata a mujeres y niños con los mismos métodos que en Mathausen.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2015/08/03/las-diversas-manera-de-matar-mujeres-y-ninos/


Las promesas incumplidas en los juzgados de violencia sobre la mujer en su décimo aniversario

Laura (nombre ficticio) denunció a su agresor solo dos meses después de ponerse en marcha los juzgados especializados de violencia sobre la mujer. Hace ahora diez años de un episodio que para ella no terminó como había imaginado cuando por fin se atrevió a denunciar, después de que su pareja le provocara lesiones en una pierna que le impidieron caminar durante seis meses. Hoy vive escondida en otra comunidad autónoma, separada de su familia y de sus amigos, en una ciudad en la que ni siquiera se ha empadronado para no dejar huella de su paradero, y con su expareja libre de todo cargo.

Su caso está recogido en el informe de Amnistía Internacional elaborado en 2011 que denunciaba el deficiente funcionamiento de estos juzgados especializados. En 2015, cuando se cumple una década de su implantación, recogida en la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la situación no ha cambiado mucho, según la organización. «Estos órganos han sido la mayor promesa incumplida de esta ley», afirma María Naredo, abogada e investigadora encargada de la confección de este informe.

Según cifras del Observatorio del CGPJ, los juzgados de violencia sobre la mujer (106 exclusivos y 355 mixtos) tramitan una media superior a las 100.000 denuncias anuales y han instruido más de 1,4 millones de delitos, aunque solo han dictado 200.000 sentencias, el 80% de ellas condenatorias.

El veredicto judicial tardó seis años en llegar para Laura, marcados por amenazas diarias. «Mi horizonte era el juicio. Y ves que se retrasa, que han perdido el expediente, que no estoy en el sistema de VioGen, que a mi agresor tardaron 32 meses en notificarle la orden de alejamiento… Así cuesta mantenerte firme. ¿Qué necesitaban para creerme, que me matara?», dice con una impotencia que se revela controlada gracias a cantidades ingentes de terapia.

Laura recuerda con nitidez las palabras del fiscal en su vista oral. «Intentaba relatar qué me hacía mi pareja: ‘Pero es que a mí…, me tiraron en la calle, me persigue’… La respuesta que encontré al otro lado fue un contundente: ‘No procede, remítase a los autos, señorita: ¿el día 2 de agosto…?».

Esta angustia asociada a la declaración es la que describen las personas que acompañan a las mujeres en el proceso. «Es muy común que los jueces señalen que el testimonio de la víctima es contradictorio, con varias versiones… Este comportamiento solo puede entenderse si se tiene claro cómo actúa una persona que sufre esta violencia», subraya Amalia Fernández, abogada y presidenta de la Asociación de Juristas Themis.

La formación, de un mes y online

Los juzgados especializados se crearon precisamente para que los operadores jurídicos que participan en estos procesos contaran con conocimientos en el campo. Sin embargo, hasta tres años después la formación no se convirtió en obligatoria para los jueces y juezas. En 2008 se introdujo, a través de la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, un curso de un mes que puede hacerse vía online.

«Una buena formación te permite comprender los comportamientos de las mujeres. Es muy frecuente que la víctima no acuda a la vista o que retire la denuncia», explica José María Gómez Villora, magistrado del juzgado número 1 de Valencia, el primero que abrió en la ciudad en 2005.

El juez reconoce que ha escuchado comentarios de compañeros que evidencian la falta de comprensión de estas actitudes y critica que el curso «peca de centrarse demasiado en lo jurídico y muy poco en lo psicológico y lo sociológico». «Esta violencia posee unas connotaciones distintas a todo tipo de delitos porque la víctima tiene una relación con su agresor», señala.

Por esta razón, «no es aceptable que se les tome declaración en la oficina judicial, como si de otro delito más se tratase. Este tipo de denuncias afectan a la intimidad más absoluta que puede tener una persona». Así lo sostiene Auxiliadora Díaz, magistrada del juzgado especializado de Las Palmas de Gran Canaria.

En el  informe emitido por el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), la ONU urge a España, entre otras muchas críticas, hacia las políticas de igualdad y a «garantizar una formación obligatoria de jueces y personal administrativo sobre violencia de género».

Recursos desiguales

Para favorecer un ambiente que haga sentir segura y protegida a la persona que denuncia, la ley prevé como uno de sus objetivos la creación de salas separadas para evitar el contacto de la víctima con su presunto maltratador. «En las vistas orales no se puede hacer mucho más que poner una mampara entre ambos para evitar el contacto visual. En declaraciones previas citamos a las dos personas en días distintos», explica Gómez Villora.

Con todo, puntualiza el magistrado, los recursos y las infraestructuras son «desiguales» en función del tamaño del partido judicial. Valencia, por ejemplo, cuenta con cuatro juzgados especializados y otro más de guardia. Es una situación excepcional que solo se repite en Madrid, Sevilla y Barcelona. En el resto de ciudades no existen jueces de guardia especialistas, de modo que las denuncias van a parar a juzgados ordinarios y la declaración de las partes debe volver a repetirse.

Los que trabajan dentro y también fuera de estos órganos coinciden en el avance que supuso la ley de 2004. Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la violencia de género, resalta la anexión en el mismo juzgado de las decisiones desde el punto de vista penal y civil. «Se veía que un juez tomaba decisión en términos de protección de la víctima y otro sobre el régimen de visitas a los hijos. Integrar la doble actuación es fundamental».

Del otro lado, subrayan que nunca estuvo lo suficientemente dotada de presupuesto. En los últimos cuatro años, el gasto en igualdad y contra la violencia machista ha perdido 16,9 millones de euros. Y eso repercute en la falta de aplicación de algunos procedimientos que permiten evaluar el peligro que corren las denunciantes, como el Protocolo Médico Forense de Valoración Urgente del Riesgo. El informe resultante de su activación solo llega al juez en el 1% de los casos.

Sofía Pérez Mendoza (fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/juzgados-violencia-mujer-promesa-incumplida_0_405259710.html)


Se reabre el debate de la prostitución

La propuesta de Ciudadanos de regularizar la prostitución convertiría al Estado en el primer proxeneta.

El debate de la regulación se reabre, una y otra vez, mientras la explotación sexual de miles de mujeres y niñas pobres sigue existiendo. La mayoría de la clase política y los gobiernos se ponen de perfil.

Hace pocos meses la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado planteaba regular la prostitución con el fin de “luchar contra sus efectos adversos y aumentar los ingresos públicos”. Gracias a legalizarse la prostitución, se produciría un aumento considerable de cotizantes de la Seguridad Social.

En plena campaña electoral, este discurso se vio reforzado con el programa de Ciudadanos que llevaba claramente la legalización de la prostitución, aludiendo a los beneficios fiscales que obtendría el estado tras su regulación. Aunque de una fuerza política que ha sido impulsada por el sistema financiero para reconfigurar el espacio de la derecha no es de extrañar.

Albert Rivera, el líder de Ciudadanos anunciaba que con la regulación se podrían recaudar 6.000 millones de euros. Con ello propone que el estado se convierta en el primer proxeneta. Está claro que La industria del sexo pretende ampliar sus negocios con la explotación de miles de mujeres, si se legaliza la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. Sin embargo si reglamentamos la prostitución, integrándola en la economía de mercado, estamos diciendo que esto es una alternativa “laboral” aceptable para las mujeres y si lo aceptamos ya no será necesario remover las causas, ni las condiciones sociales que llevan a las mujeres a ser prostituidas.

Por otro lado en Cataluña la CUP o la plataforma Barcelona en Común manifestaron su apoyo a la propuesta de legalización de la prostitución aunque rechazaron la propuesta de Ciudadanos. Para ellos la propuesta de regular la prostitución se justifica en defender los derechos de las “trabajadoras del sexo” aquellas que dicen ejercer la prostitución libremente, en nombre de la libertad. Pero el 90% de las prostitutas están ligadas a mafias que las traen de países de la Europa del Este y del Tercer Mundo. Por lo que hablar de libertad en estos casos es una justificación falsa. La regulación de la prostitución como una profesión refuerza la normalización de la prostitución como una “opción para las mujeres pobres”.

Este es un debate complejo y no debe tratarse a la ligera. La situación de alegalidad que viven las mujeres prostituidas, ni las protege jurídicamente ni se consigue que la prostitución disminuya.

Regular la prostitución legitima implícitamente las relaciones patriarcales: equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad de las mujeres.

Pero no podemos seguir de perfil ante esta lacra, que es la prostitución, una forma de explotación que ha de ser abolida y no una profesión que se tenga que reglamentar porque en definitiva es violencia de género.
Tarde o temprano, tendremos que legislar y escoger entre el modelo sueco que considera la prostitución como una violencia de género o bien el modelo alemán neoliberal.

En Alemania con la regulación, la demanda se ha incrementado y con ello el tráfico y las mafias para satisfacer las exigencias de este mercado. Alemania se ha convertido en el gran burdel de Europa en la que se explotan centenares de miles de mujeres, procedentes de los países más pobres. Pero si queremos construir realmente una sociedad en igualdad tenemos que apostar por la alternativa sueca que centra las medidas en la erradicación de la demanda, mediante la denuncia, persecución y penalización del prostituidor (cliente) y del proxeneta. Y en ningún caso se penaliza a las mujeres prostituidas, porque la prostitución se considera un aspecto de la violencia masculina contra las mujeres, niñas y niños. En definitiva se busca deslegitimar a los prostituidores, a los responsables de esta forma de violencia.

Desde una alternativa socialista cambiar el destino de las mujeres y hombres que están en situación de prostitución pasa por plantear un sistema económico justo y sostenible que incorpore en igualdad a ambos sexos. Cambiar su destino pasa porque los derechos de las mujeres dejen de ser de segunda y pasen a formar parte de verdad de los derechos humanos.

Es necesario erradicar el capitalismo como un sistema económico y social que genera estructuralmente explotación internacional, precariedad laboral, hambre y pobreza. Causas y origen de la mayor parte de la prostitución actual.

CRISTINA SIMÓ ALCARAZ (Responsable Secretaría Mujer PCE)

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=4929


EL FEMINISMO EN MARCHA

Hace exactamente un año,  cientos de miles de personas recorríamos las calles y pueblos de este país organizados en el marco de las conocidas marchas de la dignidad  con un lema claro, básico y elemental: Pan, techo, trabajo y dignidad. Dichas marchas culminaron el 22 de marzo del 2014, día en el cual más de un millón y medio de personas nos congregamos en Madrid, en una de las mayores manifestaciones como nunca ha habido en este país. Los hombres y mujeres de la clase trabajadora coreamos consignas contra los culpables de esta crisis-estafa, para poder superar las condenas sociales, impuestas a través de la austeridad, los recortes y la esclavitud laboral, a la que el bipartidismo del PP y PSOE, al servicio del sistema neoliberal, nos imponen, como siempre, a los de siempre.

 Y en este contexto, somos como siempre y como una vez más, las mujeres, el rostro más visible si cabe en el que la crisis-estafa del sistema y del capital a las que nos golpea con más fuerza. Siendo como somos las mujeres de este país, más del 50% de la población, estamos condenadas a sufrir la mayor violencia de género, laboral, y de todo tipo de discriminaciones agravadas, a pesar de que a las generaciones jóvenes nos hayan vendido la falsa idea de “ya lo hemos conseguido todo” o el “ya estamos liberadas”.

 Por este motivo, el Movimiento Democrático de Mujeres,  tanto de Navarra como del resto de los territorios del Estado en los cuales estamos presentes, vamos a marchar junto a la Familia Nordeste (Navarra, Aragón y Cataluña), con salida el Alcalá de Henares el día 19 de marzo para llegar a Madrid el sábado 21 de marzo; al mismo tiempo que el resto de nuestras compañer@s se suman a los cientos de autobuses que desde diversas ciudades del Estado, entre ellas Pamplona / Iruña parten el sábado 21 de marzo de madrugada.

Nuestro lema para las marchas es El feminismo en marcha” , contribuyendo así con el resto de la marea morada a la tan necesaria fuerza y determinación para contestar a esta sociedad y a este sistema político tan brutalmente heteropatriarcal y capitalista, que nos condiciona el modo de vida e incluso la supervivencia de la clase trabajadora en su conjunto y sobre todo de las mujeres. Por todos estos motivos, desde el MDM animamos a la ciudadanía de Navarra a subirse a los autobuses para volver a llenar una vez más las calles de Madrid de indignación, rebeldía y lucha,  al mismo tiempo que estamos ilusionadas y esperanzadas en un nuevo cambio social, político y económico, que cambie el modo de vivir actual.

Esther Ripa (responsable MDM Navarra)

Cristina Simó: “La falta de trabajo digno para las mujeres es también violencia de género”

Gemma Delgado

Mundo Obrero: Una de las principales víctimas de la gestión neoliberal de la crisis ha sido la mujer. ¿Cómo está repercutiendo esta crisis sistémica en su vida laboral y familiar?

Cristina Simó: Penalizándola sobre sus derechos y condiciones de vida, con especial incidencia en las mujeres solas con responsabilidades familiares, las migrantes, las jóvenes y también las mayores de 65 años, como consecuencia de las políticas de ajuste de la Troika.

Por un lado, con las sucesivas reformas laborales del PP, y antes del PSOE, que han aumentado el empleo precario asumido mayoritariamente por las mujeres y el empobrecimiento femenino, con el incremento de la brecha salarial entre hombres y mujeres (24%), la precarización del trabajo a tiempo parcial y la feminización de ciertos sectores que determinan una situación económica peor que la de los hombres en términos globales.

Las tasas de riesgo de pobreza son muy elevadas, con una fuerte incidencia en la exclusión social de las mujeres, especialmente las que viven solas. Esta progresiva exclusión social está abocando a muchas mujeres a situaciones de extrema precariedad laboral y de vida, dejándolas en situación de máxima vulnerabilidad, desprotegidas cada vez más de los abusos empresariales, de la violencia machista y de la prostitución.

Las mujeres jóvenes, las mejor capacitadas y preparadas profesionalmente desde décadas en España están siendo obligadas a emigrar.

Por otro lado, está la reducción del gasto público y los recortes en los servicios públicos relacionados con el cuidado y atención a las personas, en educación y en sanidad pública, sectores altamente feminizados. La minoración de los salarios y la pérdida de empleo que han agudizado la penalización sobre las condiciones de vida de las mujeres.

En España, por ejemplo, se utilizó la excusa de la austeridad económica para eliminar los organismos públicos especializados en las políticas de igualdad, dejando claro cuál era el compromiso real con la igualdad del gobierno de Zapatero.

Todas esas medidas inciden en el refuerzo del establecimiento de los roles de género asentado en la división sexual del trabajo; tanto en el remunerado como en el no remunerado. Las mujeres, en general, dedican más tiempo al trabajo, pero hay que constatar que es el trabajo no remunerado en el que invierten más tiempo. Esta mayor dedicación al trabajo no remunerado que realiza gran parte de la población femenina tiene incidencias negativas en su calidad de vida, tanto respecto a su incorporación al mercado laboral, como a la menor disponibilidad de tiempo para una jornada de trabajo remunerado, a su estado de salud y al menor acceso a la participación social y política, etc.

Según los datos que obtiene el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, las mujeres dedican cuatro horas y cuatro minutos a tareas domésticas y familiares (mantenimiento del hogar, compras, cuidado de hijos/as y personas ascendientes) en un día promedio, lo que representa dos horas y cuarto más de lo que dedican los hombres al mismo trabajo.

Esta dedicación diferenciada del uso del tiempo se ha visto agudizada por las políticas de austeridad y los recortes en los servicios públicos destinados al cuidado infantil y a la atención a la dependencia. En España, por ejemplo, se ha paralizado la aplicación de la “Ley de Dependencia”, reduciéndose hasta un 85% algunas de las prestaciones económicas concedidas por dependencia y eliminando la cotización a la seguridad social de las prestadoras no profesionales en el entorno familiar (mujeres en más del 90%).

La orientación de las políticas de austeridad, en España, está provocando una reprivatización de los cuidados hacia el ámbito familiar, volviendo a recaer sobre las espaldas de las mujeres la mayor parte de las obligaciones que eran consideradas como una responsabilidad pública a hacer efectiva. Es decir, la austeridad está alejándonos del horizonte de la igualdad.

La maternidad es un factor de penalización sobre el empleo de las mujeres. Esta penalización se produce, por una parte, de manera indirecta y extensiva a todas las mujeres, como efecto de la percepción de mayor riesgo en su contratación.

Por otra parte, la penalización ocurre también de manera directa, tanto por la menor tasa de empleo de las madres con hijos/as menores de 12 años (que se ha reducido en más de 12 puntos porcentuales respecto a la que había en 2008) como por la mayor incidencia del trabajo a tiempo parcial. España es el país de la UE con más contratos a tiempo parcial, de estos contratos a tiempo parcial el 73% son mujeres, lo que significa una discriminación laboral indirecta.

Las políticas de austeridad han puesto el freno a una de las medidas más efectivas para la corresponsabilidad: los permisos intransferibles y bien remunerados ante un nacimiento. La equiparación progresiva de los permisos por nacimiento entre hombres y mujeres se considera una reforma estratégica para la corresponsabilidad, sin embargo, las políticas de ajuste emprendidas han renunciado completamente a ella. En España se ha aplazado por tercer año consecutivo la ampliación a 4 semanas del permiso para los padres y también se ha aplazado el debate político sobre la proposición de ley para la equiparación de los permisos por nacimiento, a pesar del escaso presupuesto que supondría dicha reforma. En definitiva que nos quieren en casa.

M.O.: El PCE está volcado en la campaña del Trabajo Digno para la mujer. ¿Cuáles son las propuestas del Partido y cómo se está llevando a cabo la campaña?
C.S.:
Proponemos una serie de medidas dirigidas a acabar con la precariedad laboral que hoy sufren muchas mujeres en España y a garantizar el trabajo digno para todas:

Es imprescindible que a trabajo de igual valor haya igual remuneración. Abogamos por el reparto del trabajo. Volver a nuestra reivindicación histórica de las 35 horas semanales sin reducción salarial.

Pedimos la obligatoriedad de planes de igualdad para todas las medianas y grandes empresas. No permitir salarios por debajo de los 1.000€.

Demandamos la creación de empleo público en sanidad, educación y dependencia. También acabar con la economía sumergida e igualar los permisos de maternidad y paternidad.

Exigimos un plan de empleo y leyes que garanticen la creación de trabajo digno para las mujeres y dotar a la inspección de trabajo de medios humanos y técnicos para la correcta aplicación de las normas y leyes laborales.

Para la campaña se han elaborado materiales diversos como pegatinas, carteles y dípticos. La campaña que es sostenida en el tiempo, se desarrolla en tres fases:

La primera que se inició el pasado 25 de noviembre, con motivo del día Internacional en contra de la violencia de género. Salimos a la calle con un manifiesto que dejaba claro que la falta de trabajo digno para las mujeres es también violencia de género y este 8 de marzo salimos manifestando que sin trabajo digno para las mujeres no es posible la igualdad.

La segunda fase se da ahora cuando la campaña está en marcha. Es el momento de hacerla extensiva en las empresas y de tener más presencia pública en las calles, en las plazas, los mercados, los colegios, en las Universidades, en las oficinas de empleo… y presentar mociones en los ayuntamientos, los gobiernos autonómicos y en el Congreso.

La tercera fase, se materializará con un gran encuentro de mujeres sindicalistas y una movilización en el sur de España.

M.O.: ¿Cómo está la situación laboral de las mujeres en España respecto a las mujeres de otros países de la Unión Europea?
C.S.:
Para que nos podamos hacer una idea, según datos oficiales de la UE del último año, la media de la tasa de ocupación femenina en España está 8,5 puntos por debajo de la media Europea. La media de contratación temporal a mujeres en España se sitúa 8 puntos por encima de la media Europea. La tasa de paro femenino está 10,2 puntos por encima de la media Europea. Como consecuencia de la falta de trabajo digno para las mujeres, nos encontramos en Europa con una media de riesgo de pobreza femenina del 17,5%, mientras que en España es del 22’1%.

M.O.: ¿Se está realizando algún tipo la campaña del trabajo digno a nivel internacional?
C.S.:
Sí, a propuesta del PCE, el Partido de la Izquierda Europea aprobó una campaña a nivel europeo que se pondrá en marcha este próximo 8 de marzo con actos y acciones en diferentes países europeos.

De hecho, está previsto que para reforzar la campaña europea del trabajo digno para las mujeres, desde el PIE organicemos unas jornadas durante el mes de junio, en Córdoba.

M.O.: Con esta precariedad, desregulación y ultra-flexibilidad laboral, ¿en qué situación ha quedado la conciliación familiar ?
C.S.:
Para las mujeres trabajadoras no existe.

M.O.: La brecha salarial, sigue marcando las grandes desigualdades económicas y sociales, no sólo en las mujeres en activo sino en las pensionistas. El empobrecimiento se acentúa en las mujeres con pensiones mínimas. ¿Cuál es el perfil de estas mujeres?
C.S.:
Son mujeres que hoy viven las consecuencias de haber soportado desigualdades toda su vida. Sus pensiones son muy bajas, algunas derivan de su estado civil. Y las que perciben prestación por sus años de trabajo, éstas suelen ser inferiores a las de los hombres. Las mujeres se sitúan mayoritariamente en las cuantías más bajas de las pensiones contributivas por varios factores: la diferencia salarial, la interrupción o cese de la carrera laboral para cuidar de los hijos (o familiares enfermos o mayores) y una mayor tendencia a desempeñar trabajos de media jornada para poder conciliar. Además, las mujeres viven solas con más frecuencia al ser mayor su esperanza de vida. Cuanto más largo es el periodo durante el que se vive en situación de pobreza, mayor es el riesgo de exclusión social.

M.O.: La violencia de género también ha aumentado en estos últimos años alimentada por la inestabilidad laboral, el empobrecimiento económico y sus consecuencias en todos los ámbitos de la vida social y familiar. ¿Cómo está repercutiendo la política de austeridad en ese incremento de maltratos, agresiones y asesinatos?
C.S.:
Como ya explicaba antes, la repercusión de las políticas de austeridad en las mujeres es muy grave: supone su expulsión del mercado laboral y dejar bajo mínimos los servicios sociales cargando las responsabilidades familiares sobre las mujeres… El aumento de la desigualdad comporta la dependencia de las mujeres respecto a sus parejas. No es casual que mientras por un lado aumentan los asesinatos, por el otro se reduzca el número de denuncias por maltrato: el 80% de las víctimas no denuncia. Y mientras, más recortes en prevención y atención a las mujeres víctimas de violencia de género, con el cierre de casas de acogida, de los puntos de atención e información a las mujeres maltratadas. La falta de protección jurídica con las reformas del código penal coloca en una situación de indefensión, todavía mayor, a las mujeres que han sufrido violencia de género ya que, según la Ley de Tasas, se elimina la falta por “vejaciones injustas”, que suele ser el primer paso en los casos de maltrato, y se sugiere la mediación en los casos de violencia de género. Esto pondría en riesgo a la víctima y se solicita que la condena del agresor sea una multa cuando está prohibido en la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

M.O.: La semana pasada, en una reunión de la PAH en Madrid, había una joven víctima de violencia de género, en gran peligro. Su expareja, que intentó asesinarla, ha salido de la cárcel. Están en régimen de alejamiento, pero la joven no puede tener activado su dispositivo de alerta ni su móvil porque viven en un piso ocupado sin electricidad. ¿Qué tipo de medidas se deberían adoptar en estos casos que afectan a las mujeres más vulnerables?
C.S.:
Partimos de una ley integral que no se dotaba de recursos y partidas suficientes. Nosotras desde su aprobación hace algo más de 10 años, ya fuimos críticas porque la ayuda que se concedía para hacer frente a las necesidades económicas de las víctimas resultaba insuficiente.
Prueba de ello fue que en tan solo dieciocho meses después de la entrada en vigor de la Ley, Amnistía Internacional denunciaba que se seguía detectando una falta de adecuación de las medidas de asistencia a las necesidades de las víctimas, así como la falta de cumplimiento de las tres condiciones básicas para su efectividad: la disponibilidad (los recursos siguen siendo insuficientes en número y desigualmente repartidos), la accesibilidad (continúan las restricciones en el acceso de determinados colectivos de mujeres) y la calidad (no existen controles de calidad eficaces de la gestión del recurso desde la institución responsable).

Actualmente que se han recortado aún más las partidas y los recursos para combatir la violencia de género, se deja aún más desprotegidas a las víctimas como es el caso de esta mujer que debería poder acceder a una vivienda social y tener cubiertas sus necesidades energéticas, en vez de dejarla en manos de un asesino convirtiéndose el estado en cómplice de un posible asesinato.

M.O.: La involución de los avances realizados por la mujer no sólo tiene causas económicas, sino ideológicas, cómo ocurrió en el caso del proyecto de ley del aborto de Gallardón ¿cómo está atacando el resucitado nacional-catolicismo del PP a las mujeres?
C.S.:
Sí, es cierto, tras las medidas de austeridad existe un intento de devolvernos a casa y someternos bajo al yugo del patriarcado, por lo que nosotras debemos estar siempre en guardia. Las mujeres no sólo somos “victimas colaterales” de las políticas de ajuste, el objetivo es la vuelta al hogar, volver a asumir el papel de cuidadoras ocupándose del abandono de las políticas públicas de cuidados.

Las mujeres hemos vuelto a ser víctimas de otra de las imposiciones machistas del PP por querer contentar a su electorado más casposo y cavernícola. Una imposición machista que atenta contra la plena autonomía y hasta contra el futuro de mujeres adolescentes, que las coloca en situación de especial vulnerabilidad ante una realidad sumamente problemática en lo que respecta tanto a su entorno familiar, como social y económico. Atacan, una vez más, a las mujeres, en esta ocasión a las más jóvenes, aún más indefensas y desprotegidas.

M.O.: Con el poder de los medios de comunicación, en sus manos, y el desarrollo de la LOMCE a su servicio, ¿cómo se puede lograr vencer esa hegemonía del patriarcado que está reavivando y poder educar a la juventud en valores de igualdad de género?
C.S.:
Derrotando al bipartidismo monárquico del PP y el PSOE y construyendo un bloque alternativo y social en el que las mujeres sean el eje central. Para ello es necesario empoderar a las mujeres y movilizarlas hacia la ruptura democrática, desvelar las relaciones de poder que han ordenado el sistema que hoy está en crisis y romper el pacto social que lo mantiene, por una nueva democracia en la que las relaciones de poder se den para construir el buen vivir de todas y todos. Solo así, empoderando a las mujeres y al conjunto de la clase trabajadora podremos cambiar el orden de las relaciones de clase y género en la construcción de una verdadera democracia participativa, paritaria y educadora de valores de igualdad.

M.O.: No todo son malas noticias, la presión popular logró parar el proyecto de ley del aborto de Gallardón, a pesar de que tenían mayoría absoluta para aprobarla. ¿Cómo se forjó esa lucha hasta llegar a vencer el pulso al gobierno de Rajoy?
C.S.:
Desde que se aprobó el anteproyecto de ley en el consejo de ministros, el 20 de diciembre de 2013, hubo muchos movimientos, desde modificaciones del anteproyecto de ley inicial, gracias a las movilizaciones y a las presiones también internacionales que ayudaron a generar divisiones internas en el gabinete de gobierno respecto a esta ley.

El anteproyecto de ley debía aún someterse al debate parlamentario donde el PP tiene mayoría absoluta. Pero la división interna que generó esta reforma llevó al presidente del Gobierno a aparcar esta norma hasta encontrar un claro consenso interno.

El 1 de febrero de 2014 miles de mujeres de toda España se sumaron en un solo grito contra la reforma de la Ley del aborto de Alberto Ruiz Gallardón. El Tren de la Libertad, una protesta que partió de unos colectivos feministas de Asturias y a la que se unieron miles de mujeres, organizaciones feministas y partidos de izquierdas. Protesta que traspasó fronteras, como en París, donde 5.000 personas salieron a las calles en solidaridad con las mujeres españolas.

Siguieron las movilizaciones, el 8 de febrero, el 8 de marzo, una columna violeta en las Marchas del 22 de marzo.

El Partido Popular se desgasta y esta ley les quema. Deciden posponer la aprobación de dicha ley. Pasadas las elecciones Europeas el PP volvió a la carga para intentar cohesionar el interior de su partido y organizaron, en el congreso el 3 de julio pasado, una jornada de debate en contra del aborto. Al mismo tiempo que el grupo de la Izquierda plural y el resto de la oposición rompimos expectativas y desbordamos en asistencia y participación. Mientras, las antiabortistas no llegaron a 25 personas.

Importantes también fueron las presiones externas, la iniciativa de los y las parlamentarias de GUE/NGL que realizaron un comunicado de apoyo a las mujeres españolas. Y las diferentes acciones en las diferentes embajadas españolas en Europa. Así como la recogida de firmas alrededor de la campaña del aborto del PIE.

Todo ello contribuyó a que la ley no llegara a aprobarse, demostrando que solo con la movilización pueden cambiarse las cosas.

M.O.: Otra buena noticia es la reestructuración del MDM ¿Cómo ha sido el proceso, en qué situación se encuentra el MDM en estos momentos y cuáles son sus objetivos?
C.S.:
Se inició el proceso de reconstrucción en junio de 2013. El MDM surge, nuevamente, como una expresión de la voluntad de organizarse en el ámbito feminista para ser más fuertes y, por lo tanto, más eficaces en la movilización y en la lucha.

Es un proceso lento que se va dando de manera desigual por todo el territorio. Hoy ya existimos en Cantabria, Aragón, Andalucía, Cataluña, Luxemburgo y se están poniendo los cimientos en Castilla-La Mancha, Castilla Leon y País Valencià, donde próximamente se irá constituyendo.

El objetivo que tiene el MDM en España es dar respuesta a la necesidad de un frente de lucha amplio donde converjan todos los movimientos feministas, para abordar los verdaderos problemas de las mujeres (pan, trabajo, techo, maternidad, libertades, aborto, etc.), desde una perspectiva de clase y género. Y a nivel internacional potenciar las relaciones con la Federación Internacional del Movimiento Democrático de Mujeres.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=4605

Incremento de violencia machista y desigualdad

Unión de Juventudes Comunistas de España

La crisis del capitalismo actual y la salida neoliberal y conservadora por la que ha apostado el gobierno del PP en nuestro Estado, está teniendo importantes consecuencias sobre un nuevo incremento de la violencia machista y las desigualdades entre sexos a todos los niveles.

A nivel juvenil el repunte de la violencia de género entre la juventud es dramático. Según el último informe del CIS, uno de cada tres jóvenes entre 15 y 29 años considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitirles que trabajen o estudien o decirles lo que pueden o no pueden hacer.

Además, en la juventud la tolerancia a las actitudes machistas son mayores en ambos sexos. De manera que el 32% de las mujeres jóvenes las toleran frente al 29% de la población femenina general, mientras que el 34% de los hombres las consideran aceptables, cuatro puntos más que el conjunto de hombres de todas las edades.

Estos datos no sólo nos informan cómo las condiciones objetivas están afectando a un repunte de la violencia machista sino también cómo hay mucho trabajo por hacer a todos los niveles. En la calle, en la institución, en los movimientos sociales, en nuestros centros de estudio y de trabajo y también dentro de nuestras organizaciones que no dejan de ser un reflejo de la sociedad.

Es preciso analizar cómo al servicio de la alianza patriarcado y capitalismo operan las nuevas tecnológicas y redes sociales, el ideal de amor romántico que se publicita en la literatura y el cine, la mercantilización y objetualización de los cuerpos y cómo influye todo esto las relaciones que establecemos entre nosotros y nosotras.

La reforma del aborto que vuelve a cuestionar el derecho a decidir de las mujeres, las trampas que ha establecido el gobierno para contabilizar como víctimas de la violencia de género solo a aquellas mujeres que han sido hospitalizadas más de 24h, las declaraciones intolerables de cargos públicos del partido popular y de la Iglesia sobre las mujeres, la exclusión de las mujeres lesbianas y solteras de tratamientos de inseminación artificial, la disminución en los presupuestos de sanidad de tratamientos que solo afectan a enfermedades femeninas, etcétera etcétera, sólo pueden crear un clima social donde se reafirme la violencia machista y, de ahí, los escabrosos datos sobre este tipo de violencia en la juventud.

Ahora más que nunca, es el momento de fortalecer el movimiento feminista y no dar ni un paso atrás frente a la violencia machista en ningún espacio o tramo de edad y esto es una tarea colectiva de todos/as. La revolución será feminista o no será.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=4607

Vuelta a la carga con el aborto

Esther Ripa (responsable MDM Navarra)

Una vez más el gobierno del PP vuelve a la carga contra uno de los derechos más básicos de las mujeres, que es el referente a nuestra maternidad y / o nuestra decisión de cuándo y cómo ser madres. Como no podía ser de otra manera, el PP no lejos de dejar tal y como está al menos la legislación actual en material de aborto, sigue en su afán por contentar a los sectores más ultraconservadores de la sociedad y de la iglesia católica, así como en un intento ridículo de “lavar la cara” después del humillante varapalo que les supuso la retirada del Ante-Proyecto de Ley del exministro Gallardón. En el Partido Popular vuelven a la carga con la cuestión del aborto, presentando a bombo y platillo en el Congreso de los Diputados una reforma a la actual legislación en esa materia; reforma destinada a impedir por todos los medios que aquellas mujeres de 16 y 17 años dispongan de libertad para decidir sobre su cuerpo y sobre su maternidad, obligándolas a contar con permiso paterno (sic) a la hora de llevar a cabo una interrupción voluntaria del embarazo

Pero precisamente ese es uno de los problemas: la actual legislación sobre el aborto, la cual no es ni mucho menos la que debería ser para garantizar plenamente el derecho a un aborto libre, gratuito, seguro y siempre realizado en la sanidad pública. Porque a pesar de los logros del movimiento feminista en relación al aborto, siempre nos hemos tenido que conformar con supuestos despenalizadores que impiden una legislación amplia y completa que cubra nuestro derecho a una interrupción del embarazo libre y sin tutelas. Partiendo del hecho que el ejercicio del aborto no ha sido eliminado del código penal, determinando por completo este tema y estigmatizandolo socialmente.

Pero en muchas ocasiones nos olvidamos de las mujeres menores de edad. Tanto ahora como en el anteproyecto de Gallardón -paralizado en septiembre de 2014- se atenta contra la plena autonomía y hasta contra el porvenir de unas mujeres en edad adolescente. De nuevo se coloca en situación de especial vulnerabilidad a aquellas jóvenes inmersas en una realidad sumamente problemática en lo que respecta tanto a su entorno familiar, como social y económico. Atacan, una vez más, a las mujeres, y, una vez más, a las de la clase trabajadora, con el agravante en esta ocasión de también centrar su objetivo en chicas menores de edad, aún más indefensas y desprotegidas. En el anteproyecto de ley de Gallardón, las menores de 18 años eran relegadas en su determinación de continuar con su embarazo, a la decisión de un magistrado además de tener que acreditar mediante un informe médico la viabilidad o no del embarazo. Con el nuevo intento del gobierno del PP de modificación de la actual ley del aborto, vulneran todavía más la libertad de las mujeres menores al tratar de introducir el permiso paterno para poder abortar. Por todo ello, desde el Movimiento Democrático de Mujeres reclamamos y exigimos el desarrollo de una ley integradora que garantice el derecho a una interrupción del embarazo de manera libre, gratuita, segura, siempre en la red pública para todas y cada una de las mujeres independientemente de su edad.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=4606

 
 Ángela Vallina: “A Schulz y Juncker se les va siempre la fuerza por la boca cuando
se trata de hacer políticas para conseguir
la igualdad entre mujeres y hombres”
 

Bruselas, 6 de noviembre de 2014

 Ángela Vallina ha denunciado este jueves la hipocresía del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cuando se trata de promover y aplicar políticas reales en materia de igualdad. La eurodiputada de Izquierda Unida, que ha asistido a las jornadas organizadas por la Eurocámara para conmemorar el 30 aniversario de la creación de la comisión de Derechos de la Mujer, ha puesto como ejemplo el caso del ex primer ministro de Luxemburgo, quien prometió que iba a formar una Comisión paritaria y ha acabado por elegir a nueve mujeres de un total de 28 comisarios.

 “Se les va la fuerza por la boca y se queda siempre todo en palabras y en declaraciones de intenciones. Tumbaron la directiva de maternidad, no se está cumpliendo la directiva para que los consejos de administración de las grandes empresas sean paritarios, no se está haciendo una política seria y real de cara a la igualdad, ni tampoco sobre violencia machista”, dijo Vallina.

 Para la eurodiputada de IU, las jornadas son interesantes “porque compartes, por ejemplo, experiencias con mujeres de distintos países donde tienen una problemática muy concreta sobre políticas de género y el trato a la mujer”. Sin embargo, “es muy decepcionante a nivel de la UE escuchar al presidente del Parlamento, Martin Schulz, decir que según un informe que él maneja, si seguimos a este ritmo con las políticas, necesitaríamos 81 años para alcanzar una situación de igualdad entre los dos sexos”.

 “Creo que es hora de que nos tomemos la igualdad en serio”, reclamó, poniendo como ejemplo que “tal y como decía ayer la representante de la ONU y como indican varios informes, una igualdad salarial, una igualdad en el trabajo, produciría un aumento del PIB en la Eurozona del 16%”. Por lo tanto, para Vallina, con que Schulz y Juncker miraran sólo por los intereses del neoliberalismo que representan, “esa igualdad tendría que estar caminando a pasos agigantados”.


Debates desde el feminismo en torno al proceso constituyente

Sara Porras Sánchez. Licenciada en Ciencias Políticas.

 La premisa de la que parto en esta reflexión es la de la creencia de que en la actualidad ya estamos insertas en un proceso constituyente. Si tomamos como referencia la definición de Zavaleta “una articulación histórica entre fuerza y novedad, una forma de moldear un eje estatal, la relación entre estado y sociedad civil. Es como un momento en el que se articula el programa de una civilización o de una época, en la medida de que se trata de una articulación de base y superestructura, del tipo de vida interna y cultura, es decir, de valores y de sentidos con los cuales se ve y experimenta las formas productivas y relaciones sociales.” Entendemos como proceso constituyente la reconstrucción de las normas de convivencia de una sociedad en un momento histórico concreto. La generación, por tanto, de unas nuevas relaciones de producción – la reforma del 135, las dos contrareformas laborales, etc- , de unos nuevos dispositivos políticos de inclusión/exclusión. La redefinición, en este sentido, de la idea misma de democracia. En base a, de un lado la enunciación del nuevo sujeto universal a partir del cual se reconstruirá el nuevo sentido común, y de otro a toda la arquitectura económica, político y social que acompañan a ese sujeto.

El proceso constituyente no es una reforma constitucional, unas elecciones, una impugnación social del régimen, no es patrimonio de la izquierda, ni la derecha… el proceso constituyente es la pugna política de las diferentes fuerzas sociales existentes en una sociedad en un momento determinado que se enfrentan por la definición del marco político que ordenará nuestras vidas desde el punto de vista de horizonte de época. Esto es, no se disputa un programa de gobierno de una duración determinada, ni se opta por una fuerza política u otra: se rearticulan absolutamente todos los pactos de convivencia y de redistribución de la riqueza. Se disputa, como decía, la misma definición de democracia.

Es un proceso profundamente dialéctico en el que del choque entre las fuerzas políticas y sociales que disputan el campo político se irá determinando el resultado final, el nuevo pacto social. La complejidad del mismo hace que sea imposible adelantar cuál será el resultado, pues su mayor virtud es que se abren ante nosotras todas las posibilidades. Es como si estuviéramos dentro de una nube, hasta que no salgamos de ella no sabemos si habrá una gran tormenta o un sol radiante, pero ambas posibilidades están ahí en igualdad de condiciones. En momentos de ruptura como estos la tarea será ser capaces de definir las nuevas mayorías sociales de la época que está por venir, en palabras de Pasolini, se trata de ver si se impondrá la plaza o el palacio.

La importancia de este momento político es clave y desde este punto de vista es que debemos analizar los retos que tenemos por delante. El momento de la ruptura es éste y el resultado del mismo no se saldará con más o menos derechos, con mejores o peores condiciones materiales, el resultado será una nueva forma de entender el mundo, una recomposición del bloque dominante, un nuevo sentido común: un nuevo país.

La acumulación de crisis sufridas en el estado, es lo que provoca el escenario de ruptura, pero cada época, cada contexto, se dota de significantes concretos que serán los que permitan rearticular un nuevo discurso de pelea por la hegemonía. Sin duda en nuestro país lo que está en pugna es el significante democracia. La tarea es la definición del contenido de lo común, no es por tanto un proceso inmediato ni mucho menos evidente. Tengamos claro que la incorporación o la ausencia de contenidos en el común será determinante en la nueva etapa que comienza, son cambios por tanto perdurables en el tiempo.

En este contexto es indispensable que el feminismo forme parte de manera central de todos estos movimiento dialécticos, no podemos abandonar la disputa sólo a los conceptos que generen hegemonía clara, debemos de ser capaces de disputar los contenidos de los derechos, por lo tanto desvelar las relaciones de poder que han ordenado este sistema hoy en crisis. No existe una democracia neutra, nuestra democracia está atravesada por diversas relaciones de poder, entre ellas el género, si de lo que se trata de construir el buen vivir para todas y todos no pasemos por alto este debate.

La democracia capitalista se construye desde la División Sexual del Trabajo – a partir de ahora DST- No se trata de un además, está en la propia naturaleza del capitalismo, en la centralidad y el sostenimiento del modelo económico. Gracias a Federici y su Calibán y la Bruja hemos aprendido que el proceso de acumulación originaria va acompañado por fuertes procesos de violencia sobre grandes sectores sociales, y que ese proceso de acumulación originaria no fue sólo el expolio de los pueblos de América Latina, sino que también y sobre todo, fue la apropiación de un proceso de acumulación al infinito: la propia producción de fuerza trabajadora. La dominación del conjunto de la sociedad a través del control y el expolio del cuerpo de las mujeres fue, tal y como nos demuestra en el ensayo citado, indispensable para la construcción del capitalismo. El asesinato sistemático de cientos de miles de mujeres mediante la caza de brujas se convierte en un pilar fundamental del nuevo orden. El contrato sexual que atraviesa nuestras democracias garantiza la supervivencia del sistema. En un estudio realizado en nuestro país en el año 2010 a través de los datos extraídos de la encuesta de usos del tiempo muestra parte del peso específico de la DST en nuestra economía. Por ejemplo, sólo en España si trasladásemos a puestos de trabajo a jornada completa el trabajo que se hace de limpieza de hogares serían necesarios 10.000.000 de puestos de trabajo. No es un además, es la naturaleza misma del sistema.

La política sexual es indispensable en este momento histórico, es urgente que entendamos esto pues el feminismo es la única teoría social que puede contraponer estas relaciones de dominación, debe ser por tanto prioritario en la nueva construcción de país. Una democracia que continúe discriminando y ejerciendo violencia sobre más de la mitad de su población es un sistema enfermo y cualquier alternativa que surja debe poner en el centro el bien – estar del conjunto de la población. Las mujeres debemos ser parte de esa plaza que ha de imponerse, de ese nuevo sujeto que se conforme, insisto en la idea de que no se trata sólo de tener o no derechos y que luego eso pueda revertirse, se trata de ver quién será el sujeto a partir del cual definiremos las nuevas relaciones de producción y de dominación.

El destino manifiesto como madres y esposas son categorías económicas que no sólo nos sitúan de manera específica en el mercado laboral.- que por supuesto- a través del cual accedemos a unos u otros derechos, sino que estas categorías económicas son al mismo tiempo categorías políticas que materializan los contenidos de la democracia sobre nuestros cuerpos.

Hay dos fenómenos que deben explicarse desde esta perspectiva, desde la certeza de que la política sexual es un mecanismo indispensable en la aplicación de los planes de ajuste, esto es en el desarrollo del programa neoliberal. De un lado la violencia machista y de otro la lucha por el derecho a la interrupción del embarazo.

El aumento de la violencia machista es sin duda el ejemplo más encarnado y más dramático de la política sexual. No es únicamente el aumento de los feminicidios de manera exponencial, se trata de la pelea por el sentido común mismo – de valores y de sentidos con los cuales se ve y experimenta las formas productivas y relaciones sociales – de la violencia machista. El enfrentamiento a un entramado que, desde todos los ámbitos, justifica la existencia de esta violencia. La puesta en cuestión de manera sistemática a todas las mujeres a través de la mentira, convertida en mantra, de las denuncias falsas – Los datos demuestran que es el delito que menos denuncias falsas reporta. Mucho se ha escrito sobre esto en las últimas semanas a colación de los asesinatos y agresiones sexuales que han ocurrido este verano en nuestro país- , la reproducción constante de patrones de relación profundamente machistas con programas como “Mujeres, hombres y viceversa”, “Me cambio de familia”, “Ex ¿qué harías por tus hijos”, “Mujeres ricas”, etc… Convierte la parrilla televisiva en una de las más reaccionarias, fomentando modelos de relación violentos y basados en la posesión y dominación. Hace unos meses un estudio de la Universidad de Granada sobre los dibujos animados en nuestro país revelaba con preocupación que eran profundamente sexistas y que transmitían unos roles peligrosos en los que los personajes femeninos eran vistos, en la mayoría de los casos, como seres dependientes, inseguros y con tendencia a perder los nervios.

Hace unos días escribía junto a

Miguel

Lorente un artículo sobre la cultura machista de la impunidad señalando que las agresiones físicas son una manifestación de todo esto que está debajo, que lo permite y lo potencia, del “Cásate y sé sumisa” a las declaraciones de distintos responsables políticos. Mientras en la gran pantalla se revivifica la esposa obediente y entregada, ningún responsable político del gobierno ha salido a dar explicaciones por el aumento de asesinatos de mujeres.

En todas las crisis de magnitud estructural, nos recuerda Silvia Federici, hay un nuevo proceso de acumulación originaria, y la política sexual es la herramienta que permite la aplicación de distintos grados de violencia sobre todas las mujeres, pretendiendo perpetuar el contrato sexual, que es, como decíamos antes, un contrato también económico.

El ataque sobre nuestras vidas tiene su otro eje en el ataque contra la capacidad de las mujeres para decidir sobre su maternidad, esto es para decidir sobre la producción de nuevas y nuevos trabajadores. Al igual que pasara en África donde la aplicación de los PAEs fue acompañada de fuertes políticas de control de la natalidad, como también pasaría en América Latina, ahora la batalla es europea. Los países que tienen amenazado el derecho a la interrupción de los embarazos son los países del ajuste duro:

Grecia, vía privatización de la prestación del servicio, Italia mediante el repunte peligroso de la objeción de conciencia por parte de los profesionales que deben practicarla, Irlanda que tiene una de las leyes más restrictivas, España donde nos encontramos inmersas en una pelea directa por la paralización del proyecto de ley. Caso aparte merece Portugal, donde aun siendo uno de los llamados PIGS hasta ahora no está sufriendo este tipo de ataques.

Que en pleno siglo XXI las mujeres debamos seguir reivindicando nuestro derecho a decidir sobre nuestras propias vidas es un elemento más que suficiente como para entender la profundidad y las grandes implicaciones de esta disputa. Este debate condensa en sí mismo la posibilidad de un nuevo país, pues si, como decíamos antes lo que está en juego es la definición del sujeto de derechos de la nueva democracia, ¿cómo no va a ser central que más de la mitad de la población seamos considerados sujetos de pleno derecho?

Mantener el aborto dentro del código penal es toda una declaración de intenciones porque supone, en primer lugar dar por sentado que los cuerpos de las mujeres deben ser regulados por encima de su propio juicio, pues de partida las mujeres somos sospechosas de ser seres egoístas, carentes de razón que, en cualquier momento podemos tomar decisiones equivocadas, por lo que el estado debe controlar y limitar nuestra autonomía. En segundo lugar el capitalismo necesita controlar la producción de clase trabajadora, pues a través de ello no es dueño únicamente del cuerpo de las mujeres sino que domina a la totalidad de la población en su conjunto. Lo que permite la perpetuación de la familia nuclear como institución indispensable para el funcionamiento del modelo económico. En un momento de descomposición económica como la actual no hace falta escribir muchas líneas para explicar el papel fundamental de la familia, sostén principal y freno al aumento del malestar social. Reflexionemos sobre el aumento de hijas e hijos, la subida del precio de la vivienda, la generalización de la precariedad como “norma” en las relaciones laborales, la privatización de la sanidad, de la educación, la eliminación de la dependencia… reflexionemos sobre las condiciones materiales de las mayorías sociales, ¿qué tipo de sociedad es la que nos estamos imaginando?

Una última cuestión que cabe señalar aquí es que una de las crisis que tiene lugar en nuestro país es la crisis del modelo de cuidados, demostrando el agotamiento del sistema de producción mediante manifestaciones tan claras como la brecha salarial, lo que se conoce como “doble jornada”, la ausencia de mujeres en puestos de decisión, etc… Es decir el modelo económico basado en la explotación de las mujeres para la generación de bien- estar había entrado en crisis, y tenía como consecuencia directa un fuerte proceso de acumulación de fuerzas en torno a los movimientos feministas que se encontraban disputando – en muchos casos con éxito- el relato sobre el modelo económico. Así como el avance de muchas mujeres en puestos de decisión en todos los ámbitos lo que también favorecía a la ruptura con distintas estructuras de poder.

Empezaba estas líneas planteando que del enfrentamiento entre las distintas fuerzas políticas y sociales hoy en pugna se articulará un nuevo marco económico y político de relaciones de poder, nuevos dispositivos de exclusión/inclusión… en definitiva se trata de definir qué es lo común, quién será el sujeto de derechos y cómo vamos a relacionarnos en este nuevo país por venir. Desde este punto de vista planteaba que no se trata de acceder o no a unos derechos concretos sino de definir el horizonte de época que regirá nuestras vidas los siguientes años. La política sexual debe estar en esa agenda porque ya está en la agenda y no caben titubeos. La equidistancia siempre fue buena amiga del que oprime, es el momento de que nos hagamos la pregunta sobre si vamos a apostar por una democracia de todas y todos o el patriarcado no está dentro de nuestros enemigos a abatir. El planteamiento no es si el derecho a la interrupción voluntaria de los embarazos o la violencia machista construyen país: ya lo están construyendo, qué respuesta vamos a dar ante eso y con cuánta intensidad es lo que debemos responder.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189262&titular=debates-desde-el-feminismo-en-torno-al-proceso-constituyente-


STOP VIOLENCIA DE GÉNERO

Este mes de agosto de 2014 dibuja una brutal realidad, un escenario de muerte y asesinato que se ceba con las mujeres. Debemos gritar fuerte y claro  que 955 mujeres han sido asesinadas en este país desde el año 1999, según cifras oficiales. 54 víctimas en 2013, 35 en lo que va de año. Pero este dato no causa asombro, no ocupa un espacio relevante en los medios de comunicación, ni en la agenda del Gobierno del PP, ni en la de UPN, ni por supuesto en la de la Iglesia Católica. Este feminicidio demuestra la incompatibilidad de la vida de las mujeres con este sistema  injusto y asesino.

Desde el “Movimiento Democrático de Mujeres de Navarra-Nafarroako Emakumeen Mugimendu Demokratikoa” queremos poner el énfasis en que no vivimos en un sistema social y democrático, ya que en el capitalismo las mujeres somos siempre doblemente explotadas (por nuestra condición de clase y por nuestra condición de género), ahora esa dinámica se ha recrudecido, ya que la mal llamada “crisis” -en realidad una estafa-, se está encargando de agudizar las desigualdades que padecíamos previamente: la brecha salarial en Navarra , la más alta del Estado, alcanza el 28%; los trabajos del cuidado y de la reproducción carecen del soporte de los servicios públicos (con todos los “recortes” que se han infligido a la Ley de la Dependencia, a las escuelas infantiles, etc.); la precariedad laboral es más alta entre las mujeres, y la tasa de paro no cesa de aumentar.

Las “reformas” del Gobierno del Partido Popular en el Estado, y de UPN en Navarra han creado un país con más pobreza, más desempleo, más exclusión social, más desahucios, más desigualdades, más precariedad, más discriminación laboral, más fracaso escolar, más listas de espera en la sanidad, más privatizaciones, más impuestos indirectos, menos derechos, menos o ninguna inversión en los planes de igualdad, menos servicios públicos, el intento de no dejarnos disponer de nuestro cuerpo con el retroceso en la Ley del IVE (en derechos sexuales y reproductivos) menos libertades,… Todo esto ha contribuido, obviamente, de manera decisiva a que la lacra de la violencia contra las mujeres (que ya previamente representaba un gran problema de nuestra sociedad), se haya recrudecido hasta extremos dantescos.

Es urgente buscar medidas específicas y especiales que proporcionen a las mujeres elementos de prevención y protección reales: desde el punto de vista educativo es necesaria la prevención, así la educación no sexista debería ser una prioridad en el currículum para formar personas con valores de respeto y aceptación a la diferencia, por la igualdad entre hombres y mujeres. Desde el ámbito político se debe conseguir la aprobación de una nueva ley de violencia de género que coloque a la mujer en una situación de protección ante el agresor, que cuente con un presupuesto realista, que pueda dotar a las mujeres de todas aquellas herramientas necesarias para su recuperación psicológica y económica.

Las mujeres y los hombres conscientes de la gravísima situación tenemos la tarea de seguir trabajando para que nuestras luchas por la igualdad sean visualizadas y apoyadas, acabando con estos asesinatos. No miraremos a otro lado. Seguiremos pensando que un mundo justo e igualitario no es una utopía.

Esther Ripa (responsable MDMNavarra- Nafarroako Emakumeen Mugimendu Demokratikoa)

LA DIVERSIDAD FUNCIONAL EN LAS MUJERES DESDE UNA MIRADA INTERSECCIONAL

Las mujeres a lo largo de nuestras vidas somos atravesadas por diversas opresiones, ya sea se clase, género, raza, orientación sexual etc, y muchas veces también por otra opresión y/o condición como es la diversidad funcional, que se manifiesta en la vida de muchas de nosotras, aunque en la mayoría de los casos es silenciada socialmente u olvidada.

En primer lugar, debemos indicar todas las personas somos diversas funcionalmente porque todas las personas somos diferentes y eso nos hace conformar una sociedad diversa globalmente, ya que todas las personas no tenemos las mismas actitudes ni aptitudes y eso no es ni negativo ni positivo ni debería restar en absoluto, y todas las personas tenemos mucho que aportar a nuestras sociedades.

El problema radica cuando en nuestras sociedades los estándares de funcionamiento son construidos en base a unos parámetros en que no todas las personas estamos incluidas, por “carecer” de las características construidas en base a las “aptitudes” de la población media.

Si las mujeres constituimos el 51% de la población en nuestro país, hay que señalar que del total de personas con diversidad funcional en nuestro país (alrededor de 4 millones de personas), de las cuales el 61% son mujeres. Las tasas de discapacidad por edades son ligeramente superiores en los hombres hasta los 44 años y a partir de los 45 se invierte la situación, creciendo esta diferencia a medida que aumenta la edad.

Las mujeres presentan una tasa de discapacidad por mil habitantes (106,3) significativamente más alta que los hombres (72,6). Por grupo de discapacidad, las tasas más altas en mujeres corresponden a: movilidad (77,5), vida doméstica (69,2) y autocuidado (55,3). En los hombres las tasas más altas corresponden a: movilidad (42,6), autocuidado (31,3) y vida doméstica (29,5). (Instituto Nacional de Estadística, 2008).

A esta proporción debemos añadir, las dificultades que las mujeres con diversidad funcional tenemos a la hora de acceder a cuestiones básicas económicas como el empleo o la vivienda. El mercado laboral plantea un sinfín de barreras para las personas con diversidad funcional que resultan en un alto índice de paro y unos niveles de precariedad superiores a la media. Sin embargo, existe un agravante que multiplica exponencialmente las dificultades a las que se enfrentan las personas con diversidad funcional que quieren acceder al mercado de trabajo: ser mujer, ya que ser la cuestión de género nos atraviesa por completo en esta materia a la hora de buscar trabajo. Si el porcentaje de personas contratadas con algún tipo de diversidad funcional ya acusa gran diferencia respecto al del resto de la población, en el caso de las mujeres es aún menor. Esto provoca que las mujeres con diversidad funcional conformemos uno de los segmentos de nuestra sociedad con menos recursos y en mayor riesgo de exclusión social como es denunciado por algunas fundaciones como por ejemplo Cermi Mujeres

Éstas y otras formas de discriminación por razón de género y diversidad funcional son las que separan a las mujeres con diversidad funcional del derecho al trabajo y a una vida digna, por ello desde el Movimiento Democrático de Mujeres demandamos unas políticas públicas inclusivas para que pongan el foco en las personas, y no en los mercados, y que avancen para poner fin a todo este tipo de discriminaciones, que permitan avanzar para conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

Autora: Esther Ripa (Reponsable de comunicación del Mov. Democrático de Mujeres) e integrante del Grupo de Trabajo de diversidad funcional del MDM.

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